Robert Noyce: transformó el curso de la historia

Con 4,770,000,000 de celulares para una población mundial de 7,400,000,000 de personas, más de un 60% de la humanidad tiene acceso a la tecnología que destaparon sus inventos y avances

En el corazón de tu teléfono móvil, tablet y computadora yace el microprocesador, un chip diminuto que alberca millones de transistores capaz de procesar una inmensa cantidad de información. Sin dicho microprocesador la tecnología moderna no podría existir, es por eso que en esta edición hablaremos un poco de la semilla corporativa que lo inició todo: Intel. Y de su padre fundador, Robert Noyce.

El Dr. Robert Noyce, fue el vice presidente de Intel Corporation, la famosa y poderosa firma que desarrolla y manufactura semiconductores, aparatos electrónicos y sistemas. Al concluir su doctorado en física en el Instituto Tecnológico de Massachusetts, Noyce jugó un papel fundamental en el desarrollo del transistor moderno, del circuito integrado, la memoria en estado sólido y el microprocesador, cada cual con su indiscutible forma de revolucionar la tecnología moderna. 

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Y es que una de las características más obvias y que marcan la diferencia de los negocios ahora a lo que era hace unas décadas es que toda empresa maneja un computador o algún aparato con circuito integrado. Se hizo económico el consumo de un solo producto que pudiera resolver muchas tareas en segundos. Todo mundo tiene una calculadora ahora (ahora integrada a un smartphone), un buzón de correo en tiempo real, una plataforma para investigar sobre cualquier tema, y un sin fin de herramientas que usamos, herramientas que no sabíamos que necesitábamos. 

Y esa era la visión de Noyce, la posibilidad de poder crear nuestro propio “ecosistema” sin salir de nuestra casa u oficina. En una entrevista en 1990, Robert comentó: “Si miro en las calles y carreteras de las ciudades, encontramos que la mayoría de los automóviles que pasan por ahí no llevan bienes, no llevan cosas, llevan cerebros, ideas. 

Robert Noyce: transformó el curso de la historia
Robert Noyce: transformó el curso de la historia

Intentando llevar estas mentes al lugar de trabajo al que pertenecen, con la comunicación moderna y la expansión de estas tecnologías que permiten el flujo de información de ida y vuelta, no hay razón por la cual esta entrevista no pueda llevarse a cabo, yo desde mi oficina y usted desde la suya, así que a través de estas herramientas llevamos el trabajo a la persona, no la persona al trabajo e integramos sus actividades a su vida diaria y no al revés, porque como he dicho, la mayoría de nuestra gente hace trabajo de conocimiento, no con materiales físicos, así al menos esa parte de la población actual, pueda trabajar donde le plazca sin limitaciones mientras la información necesaria esté disponible, ¿No preferirías trabajar en Hawaii?”

Pero antes de adelantarnos a esta transformación mundial, regresemos a los humildes inicios de Robert Noyce. Nacido en Iowa, Estados Unidos un 12 de diciembre de 1927, su afición por la física ya era evidente desde muy temprana edad, con 12 años construyó él mismo un aeroplano, una radio y un trineo motorizado. 

Ya iniciado en el mundo laboral y tras concluir sus estudios, Noyce fue parte de varias investigaciones en la Philco Corporation, más tarde se unió a William Shockley Mountain View, en la sección de semiconductores y tras sufrir varias discrepancias con sus jefes pero relacionarse con mucha gente de ese campo, se fue junto con 7 doctores e ingenieros más a formar su propio grupo a quienes vulgarmente llamaron “los ocho traidores”, quienes diseñaron el primer circuito integrado en 1958. 

Para esclarecer el tema, un circuito integrado es un conjunto de conductores y otros elementos por los que pasa corriente eléctrica, o sea las venas de todo sistema computacional. Para 1965 este grupo sacó a la venta el chip más complejo en el mercado con 64 transistores.

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Fue en 1968 donde la revolución inició. Robert se unió al ingeniero Gordon E. Moore para así crear Intel Corporation junto con Andrew Grove y Ted Hoff, quien supervisó las tareas de investigación y en 1971 se creó el primer microprocesador (lo que ahora conocemos como el cerebro y corazón de un sistema computacional). 

Sacó al mercado diferentes modelos de microprocesadores después del gran éxito que tuvo su innovador 4004, conjunto por 2300 transistores y con una capacidad de 60.000 operaciones por segundo. También se comercializó un sucesor a este; el 8008, que tal como su nombre lo implica, tenía recursos suficientes para duplicar la capacidad y velocidad del anterior 4004, abriendo paso a una variedad más amplia y sofisticada con la llegada de modelos como el 286, 386 y 486 Pentium. 

El constante crecimiento de la empresa no orilló a Noyce, sin embargo, al modelo de gestión que muchas otras empresas emplean; siempre un visionario con hambre de innovar, manejaba bajo el cargo de director ejecutivo un ambiente laboral que motivaba más a los empleados a trabajar como equipo y como un solo organismo, de una manera más democrática. 

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Se le destacaba por tratar a los empleados como parte de una familia e incentivar esos valores de solidaridad y transparencia, y por no optar por los privilegios de los cargos ejecutivos, como automóviles o aviones privados, en pro de un mayor nivel de equidad laboral. Esto, no obstante, fue la misma razón por la que tuvo discrepancias con quien también fue director ejecutivo de Intel, Andy Grove, quien se inclinaba hacia una máxima productividad por parte de la fuerza de trabajo y llegaba a tener una presión mucho más invasiva con la empresa, y chocaba con la manera más relajada de gestión de Noyce.

Gracias al éxito obtenido con la creciente demanda de tecnología en más y más sectores de trabajo mundialmente, Noyce llegó a registrar bajo su nombre 16 patentes y fue también director ejecutivo y presidente de Sematech, organización con fines no lucrativos sino competitivos, pues el real objetivo de esta organización era desarrollar con el apoyo de entidades gubernamentales y diversos fabricantes, una fuerza de producción por lo menos tan grande y eficiente como la de Japón.

Robert Noyce se caracterizó también por tener una visión un poco diferente a la de diferentes empresarios e inventores del mercado. Siendo primeramente una persona de espíritu creativo y un físico, sentía un gusto tremendo por estar en medio de un ambiente en constante cambio, por lo que tenía la visión de apoyar el estudio de ciencias y matemáticas desde la educación básica y por supuesto secundaria. 

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Con una perspectiva así, él quiso incentivar a las nuevas generaciones a estar preparadas para desempeñarse en un mundo inmerso en un constante flujo de información y nuevas tecnologías; un futuro en el que las soluciones se encuentren más al alcance de la mano, y en el que pueden florecer un sinfín de proyectos que beneficien a la sociedad y le den a su vez mayor libertad de elegir áreas de desarrollo más variadas.  

Fue con este ideal, que después de su fallecimiento su familia creó, en 1991, la Fundación Noyce que se enfocaba en elevar el nivel de estudios incluso de los más desfavorecidos, a niveles tan avanzados como los de estudios de posgrado.

Sin duda el sueño de este personaje y su visión no estaban muy lejos de la realidad en la que se encuentra ahora el panorama tecnológico y social; con aproximadamente una cantidad de 4,770,000,000 de celulares para una población mundial de 7,400,000,000 de personas, más de un 60% de la humanidad tiene acceso a la tecnología que destaparon sus inventos y avances, ¿En verdad sigue en duda la revolución tecnológica que sigue en pie?  

Aún después de su muerte, el 3 de junio de 1990, Robert Noyce nos enseña, entre otras cosas, que el espíritu creativo puede surgir en los campos donde siempre se cree lo contrario, y que con constancia y candidez, el éxito puede transformar paulatinamente el curso de la historia.

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