Pocas universidades forman emprendedores para la nueva realidad

Pocas universidades forman emprendedores para la nueva realidad. Una realidad que nos ha dejado la actual crisis del covid-19 es la transformación y evolución en la educación en México y el mundo. 

La actual pandemia nos ha obligado a aprender a través de una computadora o un teléfono celular, adaptando y acelerando nuestro proceso formativo para las complejidades del futuro.

En este sentido, un gran reto que tendrán las universidades será buscar la manera de evolucionar el potencial de los estudiantes para la vida y para el mercado laboral a través de una visión emprendedora que no limite sus oportunidades y que les ayude a generar un sentido estratégico de su propia existencia.

Es un hecho que, actualmente, las nuevas generaciones prefieren ser emprendedores que empleados y la mayoría de los que entran a la universidad consideran iniciar un negocio propio. Un informe del programa empresarial Young Business Talents, reveló que esta idea es incluso más fuerte en México que en países como España o Italia. Asimismo, señala que el sentimiento de los jóvenes mexicanos es más positivo y se sienten más preparados para salir adelante que sus padres. El 70% de aquellos de nivel medio-bajo quiere empezar un negocio, siendo una actividad mucho más deseada, que trabajar en una empresa o en el gobierno.

Ante este escenario, pocas universidades están formando las habilidades necesarias para que esto se convierta en realidad, dado que están enfocadas en planes académicos para la carrera profesional y desarrollar los conocimientos técnicos necesarios en la preparación de un alumno. Sin embargo, no siempre reciben capacitación sobre habilidades que deberían tener, existiendo una brecha en temas como fortificar el pensamiento creativo, la reinvención permanente y la resiliencia a los cambios constantes de la sociedad.

Y quisiera ser puntual en este tema: darle forma a un emprendedor no solo es enseñarlo a forjar un negocio a través de ejercicios y “planes de negocio”, los cuales en muchas ocasiones fracasan dado que no están sustentados con lo que sucede en la realidad. Sabemos que en México el 75% de las Pymes fracasan durante los primeros 2 años de existencia, lo cual refleja que algo no se está desarrollando en la educación y transferencia de conocimiento técnico para que salgan adelante.

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Existen diversas herramientas que ayudan a las personas a conocer su perfil de habilidades, fortalezas y áreas de oportunidad. Un individuo que es muy impaciente, seguramente tendrá problemas para desarrollar un negocio, ya que estos, cuando arrancan, necesitan mucho tiempo y para hacer que las cosas sucedan, es necesario enfocarse en las prioridades. Si el estudiante conoce sus fortalezas desde antes de egresar, podrá descubrir si tiene el perfil para emprender, o bien, tendrá claridad sobre las áreas que necesita desarrollar para salir adelante.

Pocas universidades forman emprendedores para la nueva realidad. De igual manera, es necesario fomentar herramientas como las relaciones profesionales de apoyo y habilidades de comunicación interpersonal, así como acercar a las compañías con los jóvenes universitarios para que puedan potenciarlos y desarrollarlos con el objetivo de poder invertir en alguno de sus proyectos.

Es momento de aprovechar esta coyuntura para adaptarnos a este nuevo entorno donde la educación orientada al autoempleo será parte fundamental del futuro de los jóvenes, un mañana que estará dominado por la automatización y donde será necesario nutrir a nuestros universitarios de mecanismos que los ayuden a asegurarse un puesto de trabajo, creándolos ellos mismos.

Con información de Ramón Murguía, director de Mercadotecnia de Aliat Universidades

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