Al no recibir asistencia del Estado ante la pandemia de COVID-19, varias comunidades indígenas de la Amazonía peruana han optado por aislarse en la selva o en sus territorios ancestrales. Las comunidades no dependen de la medicina occidental y recurren a chamanes y guías espirituales para enfrentar al virus.
Esto es lo que describió Leonardo Tello Imaina, un comunicador indígena de padre Kukama y madre Achuar que dirige la radio Ucamara en el corazón de la Reserva Nacional Pacaya-Samiria (en Loreto, perú), en el reciente seminario web “El impacto del coronavirus en los pueblos indígenas”. La actividad fue organizada por el Foro de Cobertura de la Crisis Mundial de Salud, del Centro Internacional para Periodistas (ICFJ) y la Red Internacional de Periodistas (IJNet).
Tello participó junto a otros cuatro expertos latinoamericanos del seminario web, que fue moderado por la periodista Bárbara Fraser, especializada en temas ambientales e indígenas.
“La pandemia de COVID-19 no es vista como algo nuevo por los pueblos indígenas. Esta misma situación aparece en los relatos míticos sobre otras epidemias del pasado, como la de la Madre Viruela. Lo primero que uno piensa, como indígena, es que esta es una manifestación del mal, un demonio que nos quiere robar el alma, y las respuestas se brindan desde la sabiduría indígena, con la orientación de los chamanes. Incluso a través del sueño llegan las indicaciones de los espíritus de los chamanes fallecidos acerca de cómo comportarse, en donde la medicina natural y ancestral resulta vital”, describió Tello.
Carol Zavaleta, médica peruana, investigadora en salud y seguridad alimentaria de pueblos Indígenas, corroboró la versión de Tello. Según dijo, el aislamiento en la selva o en territorios ancestrales, a la vez de brindar protección a las comunidades ante el avance de la pandemia, introduce otra problemática, porque no asegura la subsistencia alimentaria.
“Los recursos en el bosque son escasos y son estacionales. Dependen de factores climáticos como las lluvias o las inundaciones, lo cual afecta a la seguridad alimentaria de las comunidades indígenas. Las tasas de mortalidad y de desnutrición en niños y mujeres en pueblos de la Amazonía son más altas que en el resto de la sociedad”, apuntó Zavaleta.
Para la asesora en Diversidad Cultural de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) Sandra del Pino, el desafío es armonizar la experiencia de la medicina ancestral de los pueblos indígenas con la medicina occidental.
“Desde la OPS estamos trabajando en construir la salud intercultural, algo que requiere mucho tiempo y confianza. Usamos las herramientas del dialogo de saberes, no solo para entender la visión del otro, sino para armonizar planes. Los pueblos indígenas deben tener un rol protagónico desde el inicio. Los mensajes que se emiten sobre la pandemia de COVID-19 no solo deben ser traducidos a sus lenguas, sino deben ser trabajados desde la especificidad de sus culturas”, explicó del Pino.
El docente argentino José Javier Rodas -director de la Escuela Intercultural Bilingüe de la comunidad Mbya Guaraní Jasy Porā en Puerto Iguazú, Misiones- relató que, al no poder aplicar la educación virtual por las deficiencias de conectividad en la región, han debido ensayar otra experiencia. Los docentes preparan los contenidos de sus aulas en papel y el director, único autorizado para ingresar al territorio aislado de la comunidad, los lleva diariamente a los alumnos, manteniendo la experiencia educativa con ayuda del Opygua, el líder espiritual.
“La comunidad Jasy Porā (Luna bella, en guaraní) se encuentra en un territorio aislado que ayuda a contener el virus, pero estamos en la Triple Frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay, en donde existe una amenaza latente por la gran cantidad de infectados en territorio brasileño. Es nuestra mayor preocupación y por ello las fronteras permanecen cerradas”, indicó Rodas.
Desde Ecuador, Adrián Díaz, asesor en salud familiar y comunitaria de la OPS, confirmó que muchas comunidades indígenas también se han auto-aislado o auto-confinado en la región, muchas de ellas en chacras agrícolas. Esto les garantiza la seguridad alimentaria, pero Díaz expresó su preocupación por la distribución de alimentos que les llega como ayuda desde el Estado, que incluye muchos productos ultra-procesados y bebidas azucaradas que no son parte de su dieta tradicional.
“Esta situación provoca una transición o acumulación nutricional, que produce casos de sobrepeso o desnutrición. La población infantil indígena tiene prevalencia de desnutrición crónica por encima de la nacional, una problemática que se puede agudizar durante la pandemia”, enfatizó Díaz.
El asesor de la OPS respondió a una consulta acerca de pueblos indígenas muy pequeños que podrían llegar a extinguirse en caso de ser alcanzados por la pandemia. “Esa preocupación existe. Son personas que están en zonas de muy difícil acceso, con limitadas posibilidades de responder desde el sistema de salud, en caso de que el virus ingrese a sus comunidades”, afirmó.
Por: Andrés Colmán, jinete
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