Los desafíos éticos de conectar nuestro cerebro a las computadoras

Debemos asegurarnos de que las empresas, los responsables políticos y los consumidores utilicen la neurotecnología de forma responsable

Controlar los movimientos de los animales solo con tus pensamientos. Monitorear la atención de un alumno en clase con un auricular que escanea la actividad cerebral. Y, por supuesto, los implantes cocleares mucho más familiares que ayudan a los sordos a oír o los estimuladores del cerebro profundo que ayudan a las personas con la enfermedad de Parkinson a recuperar la movilidad funcional.

Esto es neurotecnología, una tecnología nueva y potencialmente revolucionaria que promete transformar nuestras vidas. Con todos los desafíos globales de hoy, necesitamos tecnología revolucionaria para ayudar al mundo a hacer frente. La neurotecnología es nuestro, francamente, alucinante intento de conectar los cerebros humanos a las máquinas, las computadoras y los teléfonos móviles.

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Los desafíos éticos de conectar nuestro cerebro a las computadoras
Los desafíos éticos de conectar nuestro cerebro a las computadoras

Aunque las interfaces cerebro-computadora (BCI) son el corazón de la neurotecnología, se define de manera más amplia como tecnología capaz de recopilar, interpretar, inferir o modificar información generada por cualquier parte del sistema nervioso. ¿Por qué? Desarrollar terapias para enfermedades mentales y neurológicas. Más allá de la atención médica, pronto podría usarse en educación, juegos, entretenimiento, transporte y mucho más.

Pero hay trampas: todavía no hay regulaciones o barandales ampliamente aceptados cuando se trata del desarrollo o implementación de neurotecnología. Los necesitamos, los necesitamos mucho. Debemos tener principios y políticas en torno a la neurotecnología, las salvaguardias tecnológicas y las regulaciones nacionales e internacionales. ¿QUÉ ES NEUROTECH, DE TODOS MODOS? Hay diferentes tipos de esto: algunos son invasivos, otros no. Las interfaces invasivas cerebro-computadora implican colocar microelectrodos u otros tipos de materiales neurotecnológicos directamente en el cerebro o incluso incrustarlos en el tejido neural.

La idea es sentir o modular directamente la actividad neuronal. Dicha tecnología ya ha mejorado la calidad de vida y las capacidades de las personas con diferentes enfermedades o deficiencias, desde la epilepsia hasta la enfermedad de Parkinson y el dolor crónico. Un día, podríamos implantar tales dispositivos neurotecnológicos en humanos paralizados, permitiéndoles controlar fácilmente teléfonos, computadoras y prótesis, solo con sus pensamientos.

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Los desafíos éticos de conectar nuestro cerebro a las computadoras
Los desafíos éticos de conectar nuestro cerebro a las computadoras

En 2017, Rodrigo Hübner Mendes, un parapléjico, usó la neurotecnología para conducir un auto de carreras con su mente. Recientemente, un dispositivo neurotecnológico invasivo decodificó con precisión los movimientos de escritura imaginarios en tiempo real, a una velocidad que coincidía con la escritura típica. Los investigadores también han demostrado cómo la neurotecnología invasiva permite a los usuarios con extremidades faltantes o dañadas sentir el tacto, el calor y el frío a través de sus prótesis.

También hay neurotecnología no invasiva que se puede utilizar para aplicaciones similares. Por ejemplo, los investigadores han desarrollado dispositivos portátiles para inferir el habla o el movimiento que pretende una persona. Con el tiempo, dicha tecnología podría permitir que un paciente con dificultades de lenguaje o de movimiento, digamos, alguien con síndrome de enclaustramiento, se comunique con mayor facilidad y eficacia.

La neurotecnología no invasiva también se utiliza para el tratamiento del dolor. Junto con Boston Scientific, los investigadores de IBM están aplicando el aprendizaje automático, el Internet de las cosas y la neurotecnología para mejorar la terapia del dolor crónico. Todo esto ya es bastante impresionante, pero también hay neurotecnología que realmente supera los límites. No solo puede detectar o leer neurodatos, sino que también puede modular, de forma invasiva y no invasiva.

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Esta investigación aún se encuentra en las primeras etapas, pero avanza rápidamente. Un ejemplo asombroso es el trabajo de Rafael Yuste, neurobiólogo de la Universidad de Columbia. Su equipo ha registrado la actividad neuronal de un ratón que estaba realizando una acción, como lamer para obtener una recompensa. Posteriormente, los investigadores reactivaron estas mismas neuronas y consiguieron que el ratón realizara la misma acción, incluso si el roedor no tenía la intención de hacerlo en ese momento.

Los desafíos éticos de conectar nuestro cerebro a las computadoras
Los desafíos éticos de conectar nuestro cerebro a las computadoras

Otros neurocientíficos han utilizado tecnologías similares para transferir tareas aprendidas entre dos roedores de cerebro a cerebro e implantar recuerdos falsos en la mente de un animal. Es extraordinario. promoción del boletín Suscríbase a los boletines informativos gratuitos de Scientific American. RIESGOS, ÉTICA Y REGULACIÓN Aún así, la neurotecnología se encuentra en los albores de su viaje tecnológico. A medida que se vuelve más común, debemos considerar los riesgos que podría presentar, la ética que lo rodea y la regulación necesaria.

Tenemos que anticiparnos y enfrentarnos a las implicaciones relacionadas con el desarrollo, despliegue y uso de esta tecnología. Cualquier aplicación de neurotecnología debe considerar las posibles consecuencias para la autonomía, privacidad, responsabilidad, consentimiento, integridad y dignidad de una persona.

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¿Qué pasaría si alguien enfrentara discriminación laboral porque los algoritmos que impulsan una aplicación neurotecnológica utilizada para contratar malinterpretan sus datos neurológicos? ¿Qué pasa si un criminal se apodera de los neurodatos anteriores o actuales del secretario de defensa y roba información ultrasecreta? Las preocupaciones éticas aumentan cuando no solo estamos monitoreando los neurodatos de alguien, sino también interpretándolos, decodificando los pensamientos de la persona, con implicaciones para la precisión y la privacidad mental.

Un aspecto complicado es que la mayoría de los datos neurológicos generados por el sistema nervioso son inconscientes. Significa que es muy posible proporcionar, sin saberlo o sin querer, a la neurotecnología información que de otro modo no se proporcionaría. Por tanto, en algunas aplicaciones de la neurotecnología, la presunción de privacidad dentro de la propia mente puede que simplemente ya no sea una certeza.

Como tecnología nueva y emergente, la neurotecnología desafía a las empresas, los investigadores y las personas a reafirmar nuestro compromiso con la innovación responsable. Es esencial hacer cumplir las barandillas para que conduzcan a resultados beneficiosos a largo plazo, a nivel empresarial, nacional e internacional.

Necesitamos asegurarnos de que los investigadores y fabricantes de neurotecnología, así como los responsables políticos y los consumidores, lo aborden de manera responsable y ética. Actuemos ahora para evitar riesgos futuros a medida que madura la neurotecnología, en beneficio de la humanidad.

Vía | Scientifiamerican

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