Puede informar las políticas, pero no puede dictar cómo pesar la naturaleza moral y política de las decisiones de los responsables políticos

La pandemia de COVID-19 está en el centro de una triple crisis que enfrenta la población estadounidense. El impacto económico, tanto como consecuencia directa de la pandemia como por el costo de las medidas de mitigación que la acompañan.

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Es el segundo elemento de la crisis; se ha manifestado en altos niveles persistentes de desempleo, con unos 26,8 millones de trabajadores, casi el 16 por ciento de toda la fuerza laboral de los EE. UU., ya sea desempleados, que no pueden trabajar por COVID-19 o empleados pero con salario reducido.

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Vinculados a ambos están los efectos exacerbadores del tercer elemento de la crisis: los disturbios civiles y las protestas vinculadas al racismo sistémico. Si bien estos surgieron el año pasado en respuesta al asesinato de estadounidenses negros a manos de la policía, las desigualdades raciales de larga data también han resultado en la representación excesiva de grupos minoritarios entre los expuestos al COVID-19, los que experimentan infecciones y muertes graves, y los filas de los desempleados.

VÍA |Sicentificamerican

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