Quintana Roo, como todos los estados de este país se encuentra inmerso en el trastabilleo económico generado por la pandemia derivada del Covid-19 con una ventana muy poderosa en potencia para generar riqueza, pero con una gran vulnerabilidad y sensible a cualquier mal tiempo como lo es la industria del turismo.
Hoy, los gobiernos y los empresarios, apuntan a catapultar nuevamente los destinos del caribe mexicano bajo el amparo de la marca más famosa que tiene este país en el rubro del turismo, como es la marca CANCÚN.
Este lanzamiento de la nueva imagen de Cancún y los destinos de Quintana Roo, se encuentra adicionada de obras audiovisuales y slogans (Avisos Comerciales) acompañando a la gran familia de marcas turísticas del Estado registradas en cerca de 30 países.
Sin embargo, no todo en esta vida es turismo ni son solamente marcas, ya que en Quintana Roo contamos con una de las muy pocas Denominaciones de Origen protegidas y debidamente registradas en este país. Me refiero a la Denominación de Origen del Chile Habanero de la Península de Yucatán.
Cabe destacar que nuestro estado tiene una gran extensión de tierra con agua en la que se da con gran soltura este vegetal, que ha sido consumido desde la era prehispánica y que forma parte ya de la naturaleza de la península, lugar de donde obtiene su nombre la Denominación de Origen.
Es de sobra mencionar que la vasta zona maya cuenta con experiencia en este tipo de producción agrícola por su histórica relación con procesos de cultivo industrial de chile habanero, papaya maradol o pimiento morrón. Y hoy más que nunca, necesitan generar recursos.
Es por ello, que hoy en día que los diputados locales andan tan activos y aprovechando esa fuente inacabable producción de ideas que les caracteriza, considero que sería conveniente que desde ese Poder, hagan un llamado a las autoridades administrativas para echar a andar la maquinaria de una Denominación de Origen que lleva una década sin explotarse.
Sabedores, como lo son, de que al igual que para el turismo son las marcas, para el desarrollo agro industrial, las denominaciones de origen son una ventaja competitiva que muy pocos ostentan en este país.
Solo es cuestión pues, de sembrar la idea.