Cómo Ferruccio Lamborghini creó una de las marcas de autos más icónicas de la historia
Con 40 años, un exitoso mecánico y empresario italiano dueño de una fábrica de tractores fue menospreciado por el dueño de una reconocida empresa automotriz, luego de sugerirle ciertas mejoras al motor de sus autos deportivos. Furioso por lo sucedido, decidió fundar su propia fábrica automotriz con el objetivo de crear el súper-deportivo definitivo. Hoy en día, su empresa es una de las marcas más icónicas de autos deportivos del mundo y está valorada en más de $11 mil millones de dólares… ¿Cómo lo logró?
El protagonista de esta historia es Ferruccio Lamborghini, nacido el 28 de abrilde 1916 en Cento, una pequeña ciudad en la provincia de Ferrara, Italia.
Ferruccio provenía de una humilde familia de agricultores de uvas. Desde muy joven aprendió de sus padres los oficios agrícolas de la granja, pero él, sentía un gran interés por la mecánica, por lo que se dedicaba más al estudio de las maquinas del campo, que a las labores asignadas por sus padres. En muchas ocasiones, cuando a algún trabajador se le averiaba un tractor, él, a base de ensayo y error, lograba repararlo. Finalmente, gracias a su marcada inclinación por esta disciplina, ingresó en el instituto técnico Fratelli Taddia.
En 1940 sería reclutado por la Fuerza Aérea Italiana para hacer parte de las unidades de mantenimiento de la Isla de Rodas, en plena Segunda Guerra Mundial. Allí, su conocimiento de mecánica se incrementaría notablemente al reparar y analizar todo tipo de maquinarias y vehículos de guerra. Por desgracia, debido al avance de los Aliados en la guerra, fue capturado como prisionero, lo que le impidió por un largo año volver a casa. Tras el fin de la guerra, y luego de haber servido como prisionero en el mantenimiento de las maquinarias de los aliados, fue liberado.
La primer empresa de Ferruccio Lamborghini
Al volver a su tierra natal, se percató de que la guerra había dejado una gran escasez de maquinaria agrícola, razón por la cual decidió abrir un pequeño taller en su garaje para fabricar tractores con motores de camiones y piezas sobrantes de maquinarias que fueron útiles en la guerra. Como por aquel entonces el petróleo tenía un alto costo en Italia, tuvo que modificar los motores para que funcionaran con Diesel. Su creación fue un completo éxito y rápidamente el negocio creció, permitiéndole comenzar a fabricar motores desde cero con piezas completamente nuevas.
En 1948, Ferruccio bautizó a su compañía con el nombre “Lamborghini Trattori”.
En pocos años, la empresa pasó de fabricar 1 tractor a la semana a producir más de 200 por mes. Además, eventualmente fue lanzando nuevas líneas de tractores de gran éxito que le permitieron a Ferruccio amasar una gran fortuna.
Con suficiente capital y nuevas ideas, decidió incursionar en otra industria, fabricando sistemas de unidades calentadoras y de máquinas de aire acondicionado. Ambos productos se vendían muy bien y el negocio era muy rentable, así que su fortuna aumentó considerablemente.
“Soy un hombre al que le gusta crear cosas. Un buen trabajador por la mañana y un hombre al que le gusta disfrutar por la tarde, ¡porque no estoy interesado en terminar como mis colegas, con problemas cardíacos!” -Fueron sus palabras en una entrevista.
Ferruccio Lamborghini vs Enzo Ferrari
Tras cosechar un gran éxito en los negocios, Ferruccio comenzó a cultivar una afición por las carreras y los autos deportivos. Estaba empeñado en volverse piloto; sin embargo, debido a un accidente acontecido en su debut, abandonó sus planes de participar en los circuitos.
Aunque dejó de lado su sueño de ser piloto, no abandonó su afición por los coches y contaba, por los años 50, con una buena colección de siete autos deportivos, entre ellos un Alfa Romeo 1900 Sprint y un Lancia Aurelia B20, además de un Maserati y un Mercedes-Benz. Más tarde, decidió ampliar su colección al adquirir un Ferrari 250 GT.
El empresario consideraba que su Ferrari era un gran auto, pero le parecía más tosco y ruidoso de lo necesario. Un día, el auto comenzó a fallar inexplicablemente y, luego de llevarlo un par de veces al servicio especializado de Ferrari y no recibir solución, decidió que sus mecánicos lo revisaran. Allí, descubrió que las piezas de embrague del auto eran las mismas que empleaba en sus tractores; piezas que costaban muy poco en comparación con el alto precio que tenía el auto. Entonces, se dirigió a las oficinas de Ferrari con la intención de intercambiar un par de palabras con su dueño: Enzo Ferrari.
En ese entonces, Enzo Ferrari ya era un hombre bastante reconocido en el mundo de las carreras deportivas y los autos de lujo. Tras la Primera Guerra Mundial, había intentado trabajar en la empresa automotriz Fiat, pero no lo logró. Luego, compró un Alfa Romeo al que le hizo modificaciones para competir en carreras profesionales. Años más tarde fundó la Scuderia Ferrari, presidiendo el icónico Caballo todos sus logros desde entonces. Durante la Segunda Guerra Mundial se vio obligado a trabajar con el gobierno del dictador fascista Benito Mussolini. Tras la culminación de la guerra, su nombre ya era todo un referente y su compañía de autos veloces la más popular en los circuitos deportivos.
Cuando Ferruccio decidió visitarlo con la intención de hacerle varias críticas sobre un auto fabricado en su compañía, el experimentado Enzo se sintió ofendido y contestó: “Un fabricante de tractores no me va a enseñar cómo hacer coches deportivos”. Ofendido e indignado por la respuesta, Ferruccio prometió delante de su nuevo rival que sería capaz de fabricar un auto deportivo muchísimo mejor, sin los notorios defectos del ruidoso Ferrari.
En algunas versiones del memorable encuentro entre Enzo y Ferruccio, comentan que este último no se acercó para “hacer un par de amistosas críticas”, sino que, simplemente, le dijo que sus autos eran “pura basura”, lo que explicaría por qué Ferrari se defendió con el despectivo comentario de los tractores. Otros documentan que el encuentro nunca llegó a darse, debido a la apretada agenda de Enzo, quien se negó a reunirse con Ferruccio. En todo caso, la falta de cortesía de Enzo fue lo que terminó por crear a su más grande competidor.
Revolucionando la industria de los autos deportivos
Lleno de determinación, en el año 1962 Ferruccio inicia su proyecto con impaciencia, el cual no es muy bien visto entre sus allegados, quienes consideraban que era una locura que tan sólo le haría perder una gran cantidad de dinero. Pese a todo, siguió firme con su iniciativa y, en mayo de 1963, fundó la sociedad “Automobili Lamborghini”, adquiriendo un terreno de grandes dimensiones en Sant’Agata Bolognese para la construcción de una fábrica ultramoderna.
Gracias a la experiencia que había adquirido con sus anteriores empresas, el diseño de su nueva fábrica automotriz resultó muy novedoso, contando con una gran planta central que estaba rodeada por los edificios administrativos, lo que permitía un control directo sobre la producción. Para el logo de la empresa utilizó un emblemático toro, debido a que Ferruccio era de signo Tauro y era un gran amante de las corridas de toros, además de que se sentía muy identificado con el animal, pues su temperamento era tal, que de un momento para otro decidía dejar su oficina para él mismo hacerse cargo de algún asunto mecánico.
Los primeros meses en la compañía fueron de arduo trabajo debido a que tenía la intención de presentarse en el importante evento “el Salón del Automóvil de Turín” que se realizaría en noviembre de ese mismo año.
La intención de Ferruccio era clara: presentar ante todo el público el mejor Automóvil Grand Tour Italiano jamás visto, con el mejor motor de 12 cilindros en V fabricado, el cual estuvo confiado a Giotto Bizzarrini, un ex-diseñador de motores de Ferrari, quien también años atrás había tenido un par de roces con Enzo y había decidido abandonar la compañía. Para completar el equipo, Lamborghini seleccionó a dos ingenieros prometedores: Gian Paolo Dallara y Paolo Stanzani. Así, finalmente, sería exhibido en el gran salón el modelo “350 GTV”, que, aunque nunca salió a producción debido a su mala recepción, allanó el camino para el primer auto en producción de la compañía, el “350 GT”.
Para el año 1965, contrató al carrocero turinés Nuccio Bertone, quien, en trabajo conjunto con Marcello Gandini, creó una carrocería única y sensacional, una mezcla perfecta de originalidad, potencia y elegancia: el legendario “Lamborghini Miura”, llamado así luego de una visita de Ferruccio al famoso rancho ganadero de Eduardo Miura en Sevilla. La gran afición de Ferruccio a la tauromaquia hizo que varios de los autos creados por la compañía portarán nombres relacionados con los toros, siendo también así fieles al logo de la marca.
El Miura fue el primer súper-deportivo de la historia. Cuando se lanzó, se convirtió en el automóvil de carretera más rápido del mundo. Su diseño fue inspirado por el “Ford GT 40”, primer auto de Ford ganador de las 24 horas de Le mans, acabando con una racha de 6 años de la escudería Ferrari. El modelo terminó por ser un éxito rotundo en eventos como el Salón del Automóvil de Ginebra, del año 1966, y el Gran Premio de Montecarlo, generando una gran cantidad de pedidos que superaban la capacidad de producción de la fábrica. Pronto, el Miura se posicionó como un símbolo de la buena vida. Famosos de toda índole, como Frank Sinatra, conducían uno. Este éxito le brindó un reconocimiento importante en el mundo del automovilismo deportivo a una empresa que llevaba apenas 3 años en el mercado.
En el año 1967, el equipo compuesto por Bertone y Gandini fabricaron un nuevo prototipo: el “Marzal”, un increíble cuatro plazas con motor trasero que tenía la particularidad de que sus puertas se abrían verticalmente, algo que se volvería icónico en los autos de lujo de la más alta gama de Lamborghini. Este llamativo automóvil terminaría siendo el escogido por el príncipe Rainiero III de Mónaco para abrir el Gran Premio de Montecarlo, lo cual le dio muy buena publicidad a la compañía.
Un año más tarde, el equipo compuesto por Dallara y Stanzini, presentaron el “Islero GT”, el Grand Tour con el que Ferruccio siempre había soñado, y sucesor natural de un antiguo modelo, el “400 GT”. A pesar de su notable diseño, las ventas de este coche fueron bastante discretas, debido a que el público ya se había acostumbrado a los toques de estilo del Miura.
El rotundo éxito volvería a llegar a la empresa con la presentación de una nueva leyenda en el salón de Ginebra del 68. Se trataba de un modelo inspirado en las líneas generales del Marzal: el “Lamborghini Espada”, el cual fue alabado por la crítica por su particular diseño.
Pero la adición de un modelo nuevo a una fábrica que ya estaba sobre saturada se convirtió en una pesadilla. Los cuellos de botella en la producción llevaron a que la compañía en 1968 solo fabricara 37 Espada, 187 Miura y unos pocos Islero.
Aunque Ferruccio quería mejorar sus autos, se vio obligado a enfocar la producción de su compañía en los dos modelos más vendidos. Esto ayudo a estabilizar la empresa y aumentar la producción.
Con la llegada de la década de los 70, la empresa ya era el máximo símbolo de elegancia y lujo, hecho que obligaba a los equipos a presentar propuestas cada vez más excéntricas, pues no podían decepcionar al público con autos de un diseño regular. Ferruccio decidió ampliar su fábrica en Sant’Agata, construyendo un nuevo edificio de 500 metros cuadrados, detrás del ya existente, y con esta expansión presentó en el salón de Turín de 1970 el “P250 Urraco”, un modelo con un motor de 2,5 litros diseñado por Stanzini y con una línea atractiva diseñada por Bertone, a un precio más asequible que el Miura.
Un año más tarde Lamborghini haría una incursión en el mundo de las carreras deportivas, presentando el “Miura P400 Jota”, posible gracias al ingeniero y piloto de pruebas Bob Wallace, antiguo miembro de Ferrari. A pesar de su valor como auto de carreras, Ferruccio era consciente de que en ese terreno no podía competir con Enzo Ferrari, que era uno de los “reyes de la pista” fabricando los mejores autos veloces. Desde entonces, el objetivo de Ferruccio sería “competir en la calle”, donde estaba mejor posicionado.
Ese mismo año, en el stand de Ginebra del 71, presentaría el elegante “LP 500”, mejor conocido como el “Countach”, el cual es el modelo más famoso de todos los tiempos en la historia de la empresa, y que se convertiría en un referente de otros modelos legendarios.
La crisis de Lamborghini en los años 70’s
Una de las características de la década de los 70, fue la crisis social que enfrentaba toda Europa, y que generó modificaciones importantes en el funcionamiento de todas las industrias. En Italia, la presión de grupos sindicales, sobre todo en las metalúrgicas del norte del país, causaron muchas dificultades para gestionar las empresas como habitualmente se hacía. Esta situación terminó siendo insoportable para Ferruccio, quien terminó vendiendo en el año 1972 el 51% de sus acciones al suizo Georges-Henri Rossetti.
Con la crisis del petróleo del año 1973 debido al conflicto entre israelíes y árabes, la situación se complicó aún más, pues los supercoches, que necesitaban grandes cantidades de combustible, pasaron de moda. Pese a este fuerte golpe, la empresa intentó sortear los obstáculos presentando nuevos modelos mejorados del Miura, el Urraco, el Espada y hasta el nuevo modelo 400 GT Jarama; pero la crisis social se hizo sentir y la compañía tuvo que soportar todo su rigor, dedicándose a resolver serios inconvenientes. Entre otras cosas, el Jarama quedó rápidamente fuera de producción y Ferruccio terminó por vender sus acciones restantes a su amigo René Leimer. Así finalizaba una historia de 8 años de trabajo entre Ferruccio y la industria automotriz con el emblema del toro y su apellido.
Sin el apoyo y dirección de su fundador, los años siguientes fueron todavía más difíciles para la compañía, la cual seguía sumergida en una profunda crisis pese a presentar nuevos modelos como el “Silhouette” y de tener proyectos para la elaboración del “Chetaah”, un auto verdaderamente todoterreno que no se pudo fabricar.
Para 1979, el único modelo que fabricaba era el Countach, lo que no era suficiente para mantenerse a flote, así que para 1980 la empresa estaba en bancarrota, y entró rápidamente en liquidación.
Durante los años posteriores, la compañía pasaría por varios dueños: primero llegarían los hermanos Jean Claude y Patrick Munram, dos adinerados empresarios propietarios de un imperio del azúcar en Senegal y amantes de los coches deportivos; luego, pasaría al mando de una empresa estadounidense llamada Chrysler; más tarde, un grupo de desconocidos inversores indonesios se harían cargo de “Nuova Automobili Lamborghini S.P.A.”, el nombre que portaba la empresa desde hace unos años. Finalmente, el 27 de junio de 1998se haría el traspaso total a la filial alemana Audi.
Durante todos estos años, y en años posteriores, muchos autos icónicos vieron la luz: el Gallardo, el aventador, el veneno y dos de los modelos más reconocidos del mundo, con nombres de toros de lidia, siguiendo la tradición: el Diablo y el Murciélago. A pesar de todos los conflictos y cambios de accionistas, Lamborghini logró mantener su prestigio, y en el 2006 batió un record vendiendo 2.013 vehículos en 6 meses.
Ferruccio Lamborghini, por su parte, después de vender la compañía en la década de los 70, decidió retirarse a una inmensa finca en la localidad de Pinacale, donde se convirtió en productor de vinos, logrando vender 1.5 millones de botellas al año. A uno de sus vinos lo llamó “Sangue di Miura”, en tributo a su más querida creación.
“Estoy disfrutando de la paz y la tranquilidad de mi viña, y cuando echo de menos el sonido y la furia, me refugio en mi garaje y giro la llave en el encendido de mi Miura.” -Dijo el empresario.
El legado de Lamborghini
Ferruccio falleció el 20 de febrero de 1993 a la edad de 77 años debido a complicaciones cardiacas y respiratorias, pero dejo un gran legado en la industria automotriz que perdura hasta nuestros días. Actualmente, la compañía Lamborghini está valorada en más de $11 mil millones de dólares, cuenta con más de 1.000 trabajadores y pertenece al emporio automotriz alemán Volkswagen. Entre sus últimos modelos se encuentran el “Huracán Evo”, presentado en el año 2019, y el “Essenza SCV12”, presentado en el 2020.
Así concluimos la apasionante historia de Ferruccio Lamborghini, un empresario ambicioso, visionario y determinado que logró construir un imperio automotriz desde cero gracias a su búsqueda de la excelencia y a su pasión por la mecánica y la velocidad. En sus propias palabras:
“La estrategia es apuntar a la excelencia. No quería fabricar un auto deportivo, sino quería que acercarme a la perfección.”
Negocios y Emprendimiento.