¿Por qué no siempre actúan como se espera? Esto puede deberse a la forma cómo se ingieren, indican los expertos. Conozca con cuáles bebidas no deben combinarse
La combinación de antibióticos con determinados alimentos puede inhibir su efectividad. Los antibióticos pueden ser un gran aliado a la hora de combatir infecciones en los pulmones, en la vejiga o las amígdalas.
De hecho existen más de 80 sustancias muy útiles para combatir enfermedades generadas por bacterias y se considera que los antibióticos son una de las mayores conquistas de la medicina del siglo XX.
Pero, para que un antibiótico sea efectivo es sumamente importante tomarlo en la dosis y la frecuencia justa, tal y como indique el médico.
Además, es crucial evitar ingerirlo en combinación con determinados alimentos o productos que podrían derivar en un efecto adverso. La buena noticia es que esas combinaciones son muy fáciles de evitar. Algunos ejemplos:
Alcohol
Cuando una persona está tan enferma que necesita ser medicada, debería evitar beber alcohol. La combinación con algunos medicamentos podría resultar peligrosa, explica Thomas Löscher, de la asociación de internistas alemanes. El alcohol puede reforzar o debilitar el efecto de una medicación. También puede suceder que la medicación potencie el efecto del alcohol.
“El metronidazol, que se utiliza por ejemplo para las infecciones vaginales e intestinales, puede tener efectos colaterales como dolor de cabeza, náuseas y vómitos si se los combina con alcohol”, advierte el especialista en Medicina Interna y enfermedades infecciosas.
Lácteos
La leche y los productos lácteos son un clásico de los alimentos que interfieren con los medicamentos, en particular a raíz del calcio, que “reduce el efecto de todas las medicaciones”, explica Ursula Sellerberg, de la Cámara de Farmacéuticos de Alemania.
Esto ocurre en especial en el caso de los antibióticos, ya que “algunas de las sustancias se combinan en el intestino con el calcio y forman complejos moleculares que son tan estables que no pueden atravesar la pared del intestino”.
Eso hace que la medicación no pueda ser metabolizada y, por ende, sea expulsada del organismo sin tener ningún efecto. Esto sucede particularmente con los antibióticos del tipo de la tetraciclina y las fluorquinolonas. Sellerberg recomienda no ingerir productos lácteos ni dos horas antes ni dos horas después de la medicación.
Agua mineral
Ya sea con o sin gas, el agua mineral no es un modo ideal de ingerir medicamentos, advierte Sellerberg, ya que contiene, tal como indica su nombre, minerales como el calcio, el hierro o el magnesio que, al igual que el calcio derivado de los lácteos, pueden interferir con los principios activos de los antibióticos y dejarlos sin efecto.
Al igual que con otros productos, es importante no beber agua mineral ni dos horas antes ni dos horas después de la medicación. “Es mejor ingerir el antibiótico con un gran vaso de agua del grifo”, recomienda Sellerberg. Entre 250 y 300 mililitros de líquido es una buena medida.
Zumos
Más vale evitarlos durante un tratamiento con antibióticos. Löscher aconseja evitar en particular el zumo de toronja, “que contiene ciertos inhibidores de enzimas que distorsionan o impiden la metabolización de medicamentos en el hígado o intestino”.
Café
Las infusiones estimulantes como el café, el té negro, el té verde, los refrescos de cola y las bebidas energéticas como el guaraná y el mate pueden llegar a acentuar el efecto de algunos medicamentos y pueden generar palpitaciones o insomnio.
Y cuál es el mejor momento del día para tomar una medicación
¿Antes, durante o después de las comidas? No existe una máxima general, según Sellerberg.
La ampicilina, por ejemplo, debe ingerirse en ayunas, es decir entre 30 y 60 minutos antes de comer.
La minociclina, durante un almuerzo libre de lácteos.
El Axetil cefuroxima, después de una comida importante.
Conclusión: el médico debe indicar exactamente cómo y cuándo.
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