Sólo un 62% de la población consulta el pronóstico meteorológico
Pese a que los ciclones tropicales, tormentas, granizadas y sequías causan grandes pérdidas económicas y muertes en el país, una buena parte de la población no consulta los pronósticos meteorológicos ni hace caso a las recomendaciones emitidas por Protección Civil.
Según un estudio sobre la percepción de riesgos hidrometeorológicos en personas interesadas en los objetivos de la agenda 2030 para el desarrollo sostenible, 62%de las personas encuestadas no consulta la información meteorológica antes de salir de casa.
Solo 81% de la población sigue las recomendaciones de Protección Civil ante eventos meteorológicos y el 90% está preocupada por los impactos que el cambio climático podría tener sobre sus localidades. Lo anterior resalta que las personas han estado más preocupadas por el cambio climático, que por la información meteorológica.
Este estudio preliminar está basado en un sondeo que se hizo a personas de los diferentes estados del país y que estuvieron interesadas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la agenda 2030, firmada por 193 integrantes de la ONU. Algunos resultados aparecen publicados en la revista Antrópica.
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Concretamente, el ODS13 de dicha agenda de la ONU habla sobre la “acción por el clima” y menciona que se requiere que las personas “estén listas para el tiempo y preparadas para el clima”.
Cabe recordar que el tiempo meteorológico son las variaciones de la atmósfera que se presentan desde horas hasta días y el clima es un registro histórico de, por lo menos, 30 años en una localidad determinada.
Así, para lograr las metas del ODS13, se necesita que exista una alfabetización climática, con la finalidad de que las personas sean capaces de tomar decisiones informadas y responsables, dice Christian Domínguez, investigadora del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM y autora principal del estudio.
Alarmante mortalidad
En México, pese a que continuamente se informa sobre el impacto de los ciclones tropicales, los desastres asociados al paso de huracanes no solo afectan fuertemente la economía (el 60% de las cuantiosas pérdidas económicas en el 2016 estuvieron asociadas al paso de huracanes, según CENAPRED), sino que aún causan una alarmante mortalidad.
Ese mismo año, las lluvias intensas, las tormentas severas y las temperaturas extremas provocaron el deceso de 135 personas, 43 personas más que las 92 defunciones registradas por fenómenos geológicos y químicos. Sin embargo, después pasaron a segundo lugar por los sismos del 2017.
De ahí la relevancia de conocer la percepción que la sociedad tiene sobre los riesgos asociados a los fenómenos hidrometeorológicos y sus posibles desastres, porque —dice la doctora Domínguez— no es el mismo impacto social que tiene una sequía en el norte del país, que una tormenta intensa en la CDMX. Incluso, el impacto social que un ciclón tropical pudiera producir en Cancún, Quintana Roo, no es el mismo que pudiera ocasionar en las comunidades pobres y vulnerables de los estados de Oaxaca, Chiapas o Guerrero.
Por eso —reitera la investigadora del CCA— es muy importante conocer , cómo es que las personas, en base a sus creencias, conocimientos y experiencias, enfrentarían cualquier fenómeno hidrometeorológico, dependiendo de la región en donde viven, ya que no todos los fenómenos meteorológicos impactan una misma región.
Percepción variante
El estudio, realizado en colaboración con Palmira Cuéllar (UNAM), Carlos Welsh y Carolina Ochoa (ambos de la Universidad Veracruzana), encontró que en el tema de cambio climático las respuestas de la población son uniformes y atinadas. Sin embargo, en el tema del pronóstico meteorológico, los resultados son muy contrastantes. Por ejemplo, si bien el 80% de la población que estuvo interesada en los ODS considera que la información meteorológica es importante para realizar sus actividades diarias, sólo un 38% de esa población checa el pronóstico antes de salir de casa. Otro ejemplo contrastante es que el 72% confía en los pronósticos meteorológicos emitidos por el Servicio Meteorológico Nacional; sin embargo, el 75% prefiere consultarlos en una aplicación para el celular desarrollada por una empresa privada.
Con respecto a la confianza que esta población tiene en Protección Civil (PC), el 81% indicó seguir las recomendaciones hechas por esta secretaría . Además, ese mismo 81% señaló confiar en las alertas y boletines emitidos cuando existe alguna amenaza ocasionada por los fenómenos hidrometeorológicos. Sin embargo, lo ideal sería que todas las personas (100%) confiaran en las recomendaciones emitidas por PC.
En otro estudio que está desarrollando actualmente la doctora Domínguez sobre la percepción de riesgos hidrometeorológicos en todo el país, ahora en conjunción con la doctora Carolina Ochoa, de la Universidad Veracruzana y Martha Llanos, meteoróloga operativa de PC de la CDMX, encontraron que la percepción de riesgo varía regionalmente. Por ejemplo, el 24% de los habitantes de Veracruz y Tabasco piensan que los huracanes sólo tienen efectos negativos en su región, pues pueden producir deslaves, desbordamientos de ríos e inundaciones. Sin embargo, sólo el 9% de los habitantes de Guanajuato, Jalisco, Zacatecas y Aguascalientes ve a los ciclones tropicales negativamente. .
Por su parte, los habitantes de los estados de Chiapas y Oaxaca consideran que los huracanes “sólo tienen efectos destructivos”, porque las comunidades de esos estados son vulnerables al paso de estos hidrometeoros. Ellos saben que un ciclón tropical “va a destruir sus viviendas, les va a dejar inundaciones y va a haber muertos”. En el norte del país, una región con problemas de agua y recurrentes sequías, los habitantes consideran que les conviene “que un huracán pase por su región para que llene las presas”.
Sobre el cambio climático (CC), un tema que es de suma preocupación para esta población, 85% piensa que el clima se está volviendo más caliente, 91% cree que su hogar ha sido afectado por el CC y 100 % considera que sus acciones individuales pueden ayudar a frenar los efectos del CC.
Todos esos porcentajes son indicadores preliminares de un primer estudio que se realizó en personas que al menos mostraron un interés por cuidar de su medio ambiente. Sin embargo, no todos los habitantes de México han mostrado este interés y por ello es importante encuestar una mayor cantidad de habitantes con la finalidad de determinar si consideran importante la información meteorológica y si piensan que algún fenómeno hidrometeorológico los podría afectar, apunta la investigadora de la UNAM.
En quien confían más
La percepción de riesgo está relacionada con las decisiones que toman las personas para actuar ante las amenazas naturales. Si solo la mitad de la población hace caso para evacuar una zona ante la inminente llegada de un poderoso huracán, “va a haber muchos muertos”.
Domínguez señala que parte de las acciones que se necesitan realizar para evitar un desastre asociado al impacto de un fenómeno natural no solo depende de las acciones de los gobiernos federal, estatal y municipal, sino también de las acciones de la sociedad, particularmente depende de las decisiones que se tomen como familia o individuo. Es de suma importancia que se cuente con un plan estratégico para enfrentar diferentes eventos catastróficos.
El gobierno puede desplegar el plan DN-III-E para que el ejército mexicano pueda auxiliar a una población de una zona afectada. Sin embargo, este plan podría no funcionar adecuadamente si existe gente que no quiera dejar su casa, a pesar de las advertencias de una amenaza inminente.
También, comenta la investigadora del CCA, en el estudio que está analizando actualmente se les preguntó a los habitantes: ¿en quién confías más? las opciones fueron: ciudadanos, gobierno del estado, industrias privadas, gobierno de la República Mexicana, senadores-diputados y ONGs. “Los ciudadanos, en este momento, confían más en ellos mismos, en lo que podrían hacer para enfrentar algún fenómeno natural”. Después, confían en el gobierno federal y hasta el final, en los que menos confían, están los senadores y diputados.
El hecho de no confiar en nuestros representantes de las dos cámaras representa una vulnerabilidad institucional ante fenómenos naturales, porque la población puede desconfiar de la aprobación de una ley que “dé más facilidades a los militares”, por ejemplo, para actuar en caso de sismos o huracanes.
Falta alfabetizar
México cuenta con sistemas de alerta temprana (SIATs) para sismos, incendios, tsunamis, erupciones volcánicas, ciclones tropicales, sequías y lluvias intensas, así como organismos gubernamentales que son una herramienta básica para emitir los alertamientos, como el Servicio Meteorológico Nacional y la Coordinación Nacional de Protección Civil.
Sn embargo, a partir de esta encuesta, una conclusión preliminar es que los esfuerzos gubernamentales y civiles deben estar dirigidos a alfabetizar a la población para que sepa usar la información meteorológica y climática emitida por instituciones oficiales.
Así, puntualiza la doctora Domínguez, los connacionales serán capaces de tomar decisiones informadas y responsables con respecto a un evento meteorológico.
—¿Qué recomienda para mejorar la percepción de riesgo y mitigar posibles daños por un fenómeno meteorológico?
Mejorar la percepción de riesgo involucra muchas “cosas de fondo”. En algunas primarias se enseña a los niños cuáles son los fenómenos que afectan a su región y como pueden responder si ocurre alguno. En algunas comunidades de Chiapas se ha empezado a concientizar a los niños sobre los riesgos hidrometeorológicos.
Los medios de comunicación deben ayudar más a difundir información oportuna. Solo algunos medios difunden con antelación notas sobre la temporada de ciclones tropicales. La mayoría las publica cuando el “fenómeno ya está latente”.
En ese sentido, la prevención requiere de información que anticipe la existencia de eventos hidrometeorológicos y se deben divulgar antes de la temporada de lluvias. Por ejemplo, esta temporada de ciclones tropicales va a ser más activa que en años pasados. Habrá entre cuatro y seis ciclones tropicales más que el promedio en la cuenca del Océano Atlántico, que son 12. También, se debe promover la educación climática en todos los niveles para que la gente sepa qué hacer y qué no hacer ante la presencia de un fenómeno hidrometeorológico. Lo anterior desencadenaría en que la población esté más al pendiente del pronóstico meteorológico y su uso responsable.
Con información de Gaceta UNAM
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