Estos micronutrientes son vitales para nuestro sistema inmunológico

Las vitaminas, los minerales y los oligoelementos no son remedios milagrosos. Sin embargo, para que nuestro cuerpo pueda enfrentar una infección, necesita suficientes micronutrientes. ¿Cuáles son los más importantes?

 

La mayoría de las personas sabemos lo importante que es alimentarnos sanamente, ya que las sustancias nutritivas nos mantienen en forma. Sin embargo, los nutrientes parecen tener algo en común con las medidas contra la propagación del nuevo coronavirus: a las personas sanas les cuesta creer que sean realmente necesarios.

Y hay otra paralela: las sustancias nutritivas no son remedios milagrosos. Y es que, incluso con un estado nutricional ejemplar, podemos enfermarnos. No obstante, un sistema inmunológico bien equipado puede combatir más rápido y fácilmente a los agentes patógenos.

Si bien los micronutrientes, es decir las vitaminas y los minerales, no suministran energía al cuerpo, son esenciales para el metabolismo celular y la respuesta inmunológica del cuerpo. ¿Cuáles son los más importantes?

Vitamina A

La vitamina A es un término genérico para los compuestos liposolubles que existen en distintas formas en productos de origen animal, así como en frutas y verduras. Las formas de vitamina A activas en nuestro cuerpo son el retinol, el retinal y el ácido retinoico. Esta sustancia micronutritiva juega un papel clave en la regulación del crecimiento y de la especificación de prácticamente todas las células del cuerpo humano. La vitamina A es necesaria para el desarrollo del embrión y la formación de los órganos del feto. Además, es esencial para el desarrollo de los ojos y de la facultad visual.

En la piel y las células mucosas de las vías respiratorias, el sistema digestivo y las vías urinarias, que representan el primer frente de batalla del cuerpo contra infecciones, se encuentra el ácido retinoico.

Alimentos ricos en vitamina A son el hígado, las zanahorias, la col rizada y la espinaca.

Vitamina C

La vitamina C es soluble y nuestro cuerpo elimina el exceso de ésta. De ahí que no se deba temer una sobredosis. Es también un antioxidante, es decir que reduce los daños que los radicales libres de oxígeno causan en las moléculas del cuerpo. Este tipo de radicales se forman de manera natural en los procesos metabólicos. No obstante, cuando los niveles aumentan excesivamente provocan estrés oxidativo. Este afecta sobre todo a los fumadores. Pero también otros venenos y sustancias nocivas, como ciertos agentes quimioterapéuticos, elevan el nivel de estrés oxidativo y, con ello, la demanda de vitamina C.

Ésta juega, además, un papel importante en la respuesta inmunológica del cuerpo. En caso de una invasión con agentes patógenos, estimula la migración de células inmunológicas al lugar de la infección e impulsa la fagocitosis, el proceso mediante el cual son eliminados los agentes patógenos.

Vitamina D

Esta vitamina liposoluble es especial porque, con la cantidad necesaria de sol, nuestro propio cuerpo la puede producir. A aquellos que no estén seguros de si se exponen suficientemente al sol se les recomienda un análisis de sangre para determinar el estado de la vitamina D. Dependiendo del resultado, se pueden tomar suplementos de vitamina D.

Este micronutriente regula los niveles de calcio y fósforo del cuerpo, fortaleciendo los huesos y dientes. Una carencia de vitamina D no solo se relaciona con un mayor riesgo de padecer osteoporosis, sino también de ciertos tipos de cáncer, diabetes tipo 1, así como enfermedades cardiovasculares.

Asimismo, la vitamina D participa en la regulación de una multitud de genes de relevancia inmunológica. Por ejemplo, regula la expresión de un gen que codifica un péptido antimicrobiano, que participa en los mecanismos de defensa no específicos del cuerpo.

Vitamina E

Esta vitamina también funciona como antioxidante: protege a las membranas celulares de los radicales libres de oxígeno. Juega un papel importante para las defensas de nuestro cuerpo porque protege a las células inmunológicas de ataques y reduce la producción de factores inmunosupresores, que suprimen el sistema inmunológico.

Se cree que la vitamina E mejora las defensas de personas mayores. Y algunos estudios indican que podría reducir el riesgo de padecer enfermedades de sistema respiratorio.

Folato/ ácido fólico

Folato es el término genérico para una vitamina B soluble (vitamina B9), que es esencial para la división celular y el crecimiento de las células. Puesto que esta sustancia nutritiva participa en la producción de ácidos nucleicos y aminoácidos –y con ello en la síntesis de la ADN–, una carencia puede tener graves consecuencias.

A las mujeres embarazadas se les recomienda tomar un suplemento de ácido fólico (la forma sintética del folato) en el primer trimestre del embarazo a fin de reducir el riesgo de malformaciones congénitas como la espina bífida en recién nacidos. Además, el folato es importante para el funcionamiento del cerebro. En un estudio se pudo observar que el suministro suficiente de esta sustancia micronutritiva reduce el riesgo de padecer demencia.

Las verduras verdes como la col o la espinaca, así como las lentejas, los chícharos y los frijoles son alimentos ricos en folato.

Vitamina B12

Esta vitamina es importante para el funcionamiento de los nervios y participa en la producción de los glóbulos rojos, las proteínas y el ADN. Puesto que las células inmunológicas poseen una alta actividad metabólica, necesitan vitamina B12 para formar nuevas células inmunológicas. Así podrán reaccionar adecuadamente en caso de un ataque. Conforme avanza la edad, disminuye la capacidad del cuerpo de absorber la vitamina B12.

Ya que ésta solo se encuentra en alimentos de origen animal, se recomienda a los veganos, vegetarianos, así como a personas con enfermedades crónicas digestivas tomar suplementos.

Hierro

La deficiencia de hierro es la carencia nutricional más común en el mundo, que afecta sobre todo a niños, mujeres en edad reproductiva y a embarazadas.

El hierro juega un papel central en el desarrollo del sistema nervioso central, donde participa en la formación de las vainas de mielina, que permiten la transmisión de los impulsos nerviosos. Además, el cuerpo necesita hierro para la síntesis de los neurotransmisores, que también entran en acción en el sistema nervioso.

El cuerpo absorbe mejor el hierro de algunos productos de origen animal que de origen vegetal. De ahí que los vegetarianos y veganos deban ingerir suficientes cantidades de vitamina C, que aumenta la absorción del hierro.

Con información de Deutsche Welle

También te puede interesar:

Cinco consejos para un sistema inmunitario fuerte

About the author

Revista de Negocios, Política y Turismo. QUINCE años de enriquecer el intelecto y fomentar el emprendedurismo.

RELACIONADOS