La apertura de playas en el estado de la península, será cuando éste pase a semáforo amarillo, aún así varios hoteles abrieron desde hace semanas el acceso a las playas que controlan
Roberto Cintrón, presidente de dicha asociación, justificó que esta medida funcionaría para evitar las aglomeraciones en los arenales, pues según el empresario es posible evitar con los turistas más no con las poblaciones locales.
Desde la reapertura económica, hace menos de un mes, Cancún ha recibido a aproximadamente 70 mil turistas principalmente de Estados Unidos y Canadá. Según Francisco López, director de la oficina de Turismo del ayuntamiento de Benito Juárez, al momento hay una ocupación de 13 mil turistas en la ciudad, que representan menos del 20% de ocupación en los 120 hoteles que están funcionando.
Cintrón dijo que “el poco turismo está asumiendo un riesgo al salir a vacacionar, pero ellos vienen a eso, a la playa y eso debemos tenerlo presente”. Además agregó que esta medida sería temporal y necesaria para disminuir la cantidad de contagios, pero con estas declaraciones, el hotelero devela que su preocupación no es contener la pandemia sino mantener las ganancias millonarias del empresariado hotelero.
De aplicarse esta medida, los turistas de los países del norte podrían disfrutar de las paradisiacas playas del caribe, mientras los pobladores locales tendrían prohibido acceder a las mismas. A mediados del mes pasado, el hotel Presidente Intercontinental de Cancún, empezó a ofrecer acceso a las playas a los ciudadanos de la región por el precio de 1,500 pesos.
Según cifras del 2018, Cancún es la ciudad que mayor PIB aporta a su Estado a nivel mundial (49.6%) y en la que más empleos genera el turismo. A nivel nacional el turismo aporta el 8.6% del PIB total, siendo el sector que mayor ingresos genera en el país. Este es un sector clave para la economía mexicana.
Pero el turismo en México está totalmente privatizado y con él también los centros arquitectónicos, los parques nacionales y las playas. Las condiciones de pobreza y falta de acceso a servicios básicos en la que viven las poblaciones de estas zonas, contrastan drásticamente con los lujosos resorts.
Hay casos como el de los mayas de la biósfera de Sian Ka ’an que desde 1986 se quedaron sin playa por un complejo turístico en Playa del Carmen. Según la asociación civil Defendiendo el Derecho a un Medio Ambiente Sano (DMAS), en los últimos años las playas públicas en Quintana Roo se redujeron en un 97%. En el occidente de Jalisco el 82% de la zona costera está en proceso de privatización.
A pesar de que López Obrador se ha pronunciado en diversas ocasiones contra la privatización de las playas, este fenómeno no ha dejado de incrementar, y en plena pandemia se intensifica.
Además las jugosas ganancias que genera el sector turístico son para los empresarios, no para los trabajadores de este sector. A pesar de tener millonarias ganancias y de que desde hace aproximadamente un mes los hoteles empezaron a funcionar con un 20% de ocupación, durante el mes de junio los trabajadores de este sector tuvieron que seguir laborando con los sueldos reducidos.
El turismo debe ser controlado y administrado por las poblaciones locales y sus trabajadores, son ellos quienes deben decidir cuándo y cómo se reabrirán las playas, no por los grandes empresarios que sin importar las consecuencias ambientales avanzan con sus enormes complejos exclusivos para el turismo extranjero mientras despojan y precarizan la vida de la gente de las zonas.
la izquierdadiario
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