El síndrome del empleado que guarda silencio y no dice lo que piensa

El síndrome del silencio entre los empleados puede afectar la productividad de una empresa y generar estrés. ¿Cómo atacarlo? Nuestro especialista te dice.

A menudo, los colaboradores de una empresa no transmiten lo que piensan, lo cual puede provocar problemas muy serios dentro de una organización.

Existe una premisa que dice que lo que más se desperdicia en una empresa es la sabiduría colectiva. Todos tenemos, en alguna medida, una visión y un conocimiento que compartir para mejorar a la organización pero, frecuentemente, sentimos que es el jefe quien piensa y decide, por lo que sus colaboradores optan por no comunicarse y guardar silencio.

Silencio, el síndrome de las empresas

Un síndrome es un conjunto de síntomas que se presentan en la organización. En este sentido, el silencio implica no ser proactivo, desde no compartir opiniones, ideas, retroalimentación y reconocimiento, hasta no alertar sobre un problema. Todos estos aspectos son diferentes síntomas del silencio, y a la combinación o conjunto de síntomas se le conoce como síndrome.

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Este síndrome se puede presentar en todos los niveles de la empresa pero cuando ocurre en los altos niveles de la organización resulta doblemente grave, ya que permea, contamina e impacta a todas las áreas de la compañía: de arriba abajo.

¿Cómo detectarlo?

Resulta difícil detectar este tipo de contextos y, en una cultura como la nuestra,optamos por el silencio frente a la autoridad: “el jefe siempre tiene la razón”, “las órdenes no se discuten, se obedecen”. Es muy probable que los colabores comuniquen lo que piensan fuera de la oficina o no se lo comuniquen a la persona pertinente dentro de la organización.

Existen otras muchas razones por las que el síndrome del silencio se puede convertir en una práctica generalizada dentro de una organización. Por ejemplo, un mal líder que desata resentimiento, lo cual conduce a la indiferencia, “yo antes opinaba pero no sirve de nada, si a la empresa le va mal, no me importa”. Esto provoca un mal clima laboral y hace que los empleados opten por el silencio y se interesen únicamente en el salario que perciben.

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¿Cuáles son las consecuencias?

Los colaboradores de la organización hablan de lo que les inquieta, pero en los foros no adecuados y de forma distorsionada; esto se conoce como “radio pasillo” y puede provocar pánico organizacional. “Escuché que va a haber recorte, que nos van a reubicar”.

Frecuentemente, no son más que posibilidades lejanas a concretarse, pero las personas actúan con base en lo que creen, lo cual genera estrés no sustentado.

¿Qué hacer para romper con este síndrome?

La organización tiene que crear mecanismos y prácticas organizacionales queestimulen el diálogo. La empresa debe fomentar, de manera continua y desde un inicio, prácticas y procesos que fomenten el dialogo, de manera estimulada entre sus colaboradores.

Es importante enseñar a las personas cómo hacerlo, ya que si bien se logra superar la barrera del silencio, se puede caer en una dinámica de violencia. Está bien que lo digamos pero cuidando siempre la forma en la que lo decimos.

Tipos de mecanismos que se pueden implementar:

1. Hacer una encuesta periódica de clima organizacional, lo que provoca que los colaboradores transmitan lo que ni siquiera lo han puesto en palabras. Cuando te hacen preguntas específicas como “¿Tu jefe te da reconocimiento por la labor que realizas?” Te das cuenta de que no lo hace.

2. Crear prácticas donde exista una exigencia de dar retroalimentación a los equipos de trabajo. Es decir, el líder del equipo debe llenar un formato cada seis meses, sentarse con cada uno de los miembros de su equipo y darle su correspondiente retroalimentación sobre cómo percibe su trabajo, sus fortalezas y debilidades.

3. Estimular programas que fomenten la integración entre los equipos de trabajo. Cuando la empresa realiza, por ejemplo, actividades outdoors, donde reúne a los colaboradores de diferentes equipos bajo un contexto lúdico, los colaboradores de la organización pueden conocerse, interactuar e integrarse.

En conclusión, diría que el silencio en las empresas es una problemática real y una práctica común que debe atacarse. Un padecimiento que las organizaciones deben afrontar sin diagnóstico.

Alto Nivel.

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