Comenzó lavando platos y ahora es un exitoso empresario. La historia de Jaime Lucero

De Lavaplatos a Empresario Millonario: Jaime Lucero

En 1975, un joven mexicano decidió emigrar a Estados Unidos en busca de oportunidades. Sin saber inglés y con nada más que sus estudios de secundaria, solo pudo conseguir trabajo como lavaplatos en extenuantes jornadas de hasta 14 horas diarias. 27 años más tarde se había convertido en un exitoso empresario y estaba generando empleo para cientos de inmigrantes… ¿Cómo lo logró?

El protagonista de esta historia es Jaime Lucero, quien nació en el estado de Puebla, México en 1957.

Jaime creció junto a sus padres y sus 7 hermanos en medio de dificultades económicas.

Cuando apenas cumplía 9 años de edad, su padre fue asesinado en un asalto, razón por la cual toda la familia se vio en la obligación de abandonar el pueblo en que vivían.

Llegaron a Ciudad de México y allí intentaron iniciar una nueva vida, pero no fue nada fácil.

Jaime consiguió trabajo en un taller de remodelación de autos usados mientras a la par se esforzaba por ir a la escuela.

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Migrando en búsqueda de oportunidades

A sus 18 años, ante la falta de oportunidades laborales en su país, tomó la decisión de emigrar a Estados Unidos en busca del “sueño americano”. Para hacerlo, atravesó la peligrosa ruta por el Río Bravo.

Luego de varios días de travesía, el 15 de septiembre de 1975 consiguió llegar a Nueva York, ciudad a la que había emigrado previamente uno de sus hermanos mayores.

Pese a no saber inglés, en un par de días logró encontrar trabajo como lavaplatos en un restaurante de mariscos del distrito Queens.

“Lo más complicado cuando llegas a Estados Unidos es acoplarte a tus nuevas condiciones; entender que la vida será distinta: más rápida, más extenuante, acostumbrarte a extrañar siempre. El reto más grande es adaptarse, tratar de entender lo que te están diciendo en inglés. Era un trabajo muy pesado. Sientes miedo todos los días, porque te decían los compañeros que migración estaba en la puerta. Era horrible.” –Dijo Jaime en una entrevista para El Universal.

Por más de 6 años lavó platos en jornadas de hasta 14 horas diarias, repitiéndose constantemente a sí mismo que eso solo sería algo temporal.

Durante este tiempo, procuraba ahorrar la mayor parte de lo que ganaba con la ilusión de algún día poder iniciar un negocio propio. También, aprovechaba cualquier tiempo libre que tenía para practicar el inglés, pues lo consideraba imprescindible para prosperar en el país norteamericano.

Con mucho esfuerzo y paciencia logró ascender poco a poco hasta llegar a ser gerente de compras en el restaurante.

Iniciando su propio negocio

Un día, se dio cuenta de que el camión que usaban para traer los insumos estaba fallando, entonces se le ocurrió que podía negociarlo. Le pidió a su jefe que se lo vendiera y este aceptó un poco extrañado, pues no entendía por qué querría un camión viejo. Jaime pagó una parte del valor del camión con sus ahorros y el resto se comprometió a pagarlo a cuotas.

Con el camión comenzó a ofrecer servicios de traslados y repartos para obtener algo de dinero extra.

Meses más tarde, ya estaba ganando lo suficiente para dedicarse de lleno a su negocio, así que renunció definitivamente a su trabajo en el restaurante.

A mediados de la década de los 80’s, la industria textil se encontraba en auge en Estados Unidos, por lo que Jaime empezó a recibir pedidos de empresas del sector que requerían transportar telas a diferentes fábricas. Esto dio un impulso tremendo a su negocio, ayudándole a crecer rápidamente.

Gracias a este crecimiento, pudo financiar la compra de otros camiones, instaló una oficina y contrató otros inmigrantes para que le ayudarán con las entregas.

En 1985, bautizó a su empresa bajo el nombre Gold & Silver Logistics. Afirma que eligió este nombre como un homenaje a su madre, quien en sus días más difíciles se ganaba la vida vendiendo joyería puerta a puerta.

En 1986, tras más de una década en Estados Unidos, se acogió a la amnistía que legalizó a 2.7 millones de inmigrantes. Ese mismo año, el empresario mexicano fue por su madre y sus hermanos y se los llevó a vivir con él.

Aunque le iba muy bien transportando los productos de otras empresas, se percató de que podía ganar mucho más si entraba directamente al negocio de distribución textil.

Buscó proveedores en países asiáticos y comenzó a importar prendas para venderlas a través de tiendas locales.

Este modelo de negocios fue un completo éxito, permitiéndole incrementar considerablemente sus ingresos.

Para el año 2002, ya contaba con una flota de 25 camiones y sus prendas se distribuían en medio centenar de tiendas estadounidenses.

Por esta época, también abrió una maquiladora en su natal Puebla buscando entrar al negocio de fabricación textil. Esta maquiladora llegó a generar empleo para más de 4 mil mexicanos, pero eventualmente tuvo que ser cerrada debido a la corrupción de su país y porque dejó de ser competitiva frente a la creciente llegada de empresas de China que producían a menor costo.

Pese a este fracaso, la empresa siguió creciendo a un ritmo constante, mientras Jaime aprovechaba su poder e influencia para apoyar a otros inmigrantes.

Empresario exitoso, millonario y solidario

En el año 2019, cansado de la creciente ola de racismo y xenofobia en Estados Unidos, el empresario decidió fundar la organización “Fuerza Migrante”, con el objetivo de unir esfuerzos para empoderar económica y socialmente a las comunidades latinas establecidas en el país norteamericano. A la fecha, esta organización ya suma más de 190 aliados y cuenta con más de 1.600 miembros registrados.

A lo largo de su carrera como empresario, líder y filántropo, Jaime ha recibido diversos premios y reconocimientos por su labor. En el 2014, la Universidad de la Ciudad de Nueva York le puso su nombre al Instituto de Estudios Mexicanos. En el 2015, el Lehman College de la Universidad de Nueva York le otorgó el grado de Doctor Honoris Causa, convirtiéndolo en el primer mexicano que recibe tal distinción por esa casa de estudios. Y, también en el 2015, el gobierno de México le entregó el reconocimiento Ohtli Nacional, por sus valiosas contribuciones para empoderar a la comunidad mexicana en el exterior.

Actualmente, Gold & Silver Logistics se posiciona como una de las importadoras y distribuidoras de ropa más grandes de Estados Unidos. La empresa manufactura prendas en 10 países de Asia y las distribuye en 8 mil puntos de venta por todo el país. Tan sólo en la compañía central de Nueva York trabajan más de 500 personas y se generan más de 4 mil empleos indirectos. Entre sus clientes se encuentran reconocidas cadenas como Bloomingdale’s, Saks Fifth Avenue y J.C. Penney.

Jaime, por su parte, tiene 63 años y es uno de los mexicanos más ricos en Estados Unidos. Continúa ejerciendo como director de Gold & Silver Logisticsy presidente de Fuerza Migrante. Su principal propósito es poder seguir creando oportunidades a través de la educación y sumar esfuerzos para que otros inmigrantes logren prosperar en condiciones dignas y seguras.

Así concluimos la apasionante historia de Jaime Lucero, un mexicano determinado, inconforme y persistente que luchó incansablemente por salir adelante y brindar una mejor calidad de vida a su familia, construyendo una exitosa empresa en el proceso y convirtiéndose en un referente y un apoyo para muchos otros inmigrantes que también quieren ser empresarios. En sus propias palabras:

“Uno aprende que tiene que ver el esfuerzo y sacrificio de manera positiva. Yo no tenía documentos y aun así siempre me preguntaba: ¿qué más hay? Yo vine desde México y dejé a mi familia, dejé todo para venir aquí. Yo no sentía que lavar trastes iba a ser mi trabajo de por vida. No podemos quedarnos en un lugar cómodo, siempre tenemos que recordar la razón por la que venimos aquí y esa debe ser siempre la motivación para probar que podemos llegar lejos.”

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