Aumenta el riesgo de incendios forestales

Son varios los perjuicios: pérdida de vegetación, biodiversidad y servicios ecosistémicos, erosión del suelo y muerte de fauna

Los incendios forestales tienen diferentes efectos, no todos negativos; hay bosques donde el fuego es parte de los procesos ecológicos que ahí se desarrollan de forma natural. Sin embargo, en la mayor parte del mundo estas áreas han sido alteradas por la actividad humana, expuso Christoph Neger, investigador del Instituto de Geografía.

Son muchas las repercusiones perjudiciales, entre ellas, pérdida de vegetación, biodiversidad y servicios ecosistémicos; la muerte de animales silvestres; erosión del suelo; fallecimiento de personas y lesiones, en particular de brigadistas; daños a la salud de la población por el humo originado por el fuego fuera de control; además de su impacto en el cambio climático, pues estos fenómenos generan 15 por ciento de las emisiones que alteran la composición de la atmósfera global.

Estos incendios son mundiales, ocurren en todos los continentes de manera natural, con excepción de la Antártida. Los estudios señalan que con el cambio climático el riesgo aumentará en diversas partes del planeta, “lo que sucede cuando las temporadas de secas se vuelven más largas e intensas”.

Como parte de su charla Los Incendios Forestales: Reto para la Conservación de los Bosques Tropicales de México, indicó que entre los países con mayor probabilidad de sufrir estos eventos destacan África Subsahariana, Australia, Rusia, el oeste de Estados Unidos, Indonesia, la Amazonia y Brasil.

En México tenemos una incidencia considerable de estos fenómenos, cada año se producen más de siete mil con una afectación promedio de 443 mil hectáreas, que equivalen a dos veces y media la longitud de Ciudad Universitaria, aunque las cifras varían. Es decir, hay épocas en las que no llega a las 100 mil hectáreas dañadas, pero en otras alcanza hasta un millón.

Señaló que 2020 fue un año en el que la cantidad de incendios forestales en la nación fue menor, mientras que en 2019 fue bastante fuerte. “Hasta el momento, parece que en este 2021 se registrará una cifra importante”.

El especialista universitario resaltó que por lo general los que se dan en áreas tropicales de México, (en el sureste) se relacionan con el fenómeno de El Niño, mientras que para el norte se vinculan con La Niña. El Niño representa un mayor riesgo, sobre todo en los bosques tropicales del sureste de México.

Por otra parte, anotó que si bien la proporción de los fuegos forestales en el país es menor a 10 por ciento de toda la superficie que se quema en el mundo, es esencial estudiar estos fenómenos en bosques tropicales y prevenirlos, sobre todo por los servicios ecosistémicos indispensables que dan a la sociedad, como la captura y almacenamiento de agua.

Destacó la sensibilidad de esos bosques frente a los incendios, debido a su fragmentación, que los hace más vulnerables. “Debemos conservar selvas y bosques, sobre todo aquellos en los que estaban casi ausentes estos fenómenos; en una selva alta perennifolia, por ejemplo, ocurrirían en un orden de siglos”.

Sin embargo, prosiguió, la actividad humana ha hecho que este proceso se acelere, debido a que las comunidades rurales utilizan el fuego para sus tareas agropecuarias, como una herencia del sistema tradicional de roza, tumba y quema para preparar las tierras para el cultivo. Además de los incendios intencionales para cambiar el uso de suelo; conflictos entre propietarios de tierras o actos de vandalismo, fumadores y fogatas, entre otros. En la Península de Yucatán, por ejemplo, se ha probado que la cacería es una causa significativa.

Prevención

Christoph Neger puntualizó que, para prevenirlos, debe hacerse un manejo del fuego que incluya diferentes componentes: disposición física (brechas cortafuego); sensibilización de la población para que realicen sus actividades agropecuarias de manera segura. O los turistas, por ejemplo, que hacen fogatas, que las activen en lugares seguros, y no tirar colillas o cigarros encendidos; además de la prevención legal.

Finalmente, apuntó que de marzo a junio son los meses en los que se registra el mayor número de incendios forestales, aunque los principales son abril y mayo.


No tirar colillas o cigarros encendidos ayuda a que no se presenten.


Gaceta UNAM

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