Un paso a la igualdad: a 65 años del voto de la mujer

Más allá de los resultados en las elecciones del 3 de julio de 1955, estos comicios son considerados como históricos porque por vez primera la mujer mexicana ejerció su derecho al voto en unas elecciones federales

El 3 de julio de 1955 se celebraron las elecciones federales en las que se renovaría la Cámara de Diputados para el periodo 1955-1958. No fue una sorpresa que el partido que obtuvo la mayoría en el Congreso haya sido el Partido Revolucionario Institucional. De 162 escaños, obtuvo 153; el Partido Acción Nacional consiguió seis; el Partido Popular obtuvo dos y el Partido Nacional Mexicano, uno.

Más allá de los resultados, estos comicios son considerados como históricos porque por vez primera la mujer mexicana ejerció su derecho al voto en unas elecciones federales.

Durante su campaña por la presidencia, el candidato priista Adolfo Ruiz Cortines se comprometió a promover el voto de la mujer, y con el fin de concederle la ciudadanía, el 2 de diciembre de 1952 como presidente presentó en el Congreso de la Unión una iniciativa para reformar el artículo 34 de la Constitución.

La iniciativa fue aprobada, primero, en la Cámara de Diputados y después en la de senadores. El siguiente paso fue su ratificación por las legislaturas estatales, que la aprobaron por unanimidad. Así, el 6 de octubre de 1953 se reformó el artículo y el 17 de octubre se publicó en el Diario Oficial de la Federación.

El artículo 34 quedó de la siguiente manera: “Son ciudadanos de la República los varones y las mujeres que, teniendo la calidad de mexicanos reúnan, además, los siguientes requisitos: 1o. haber cumplido dieciocho años, siendo casados, o veintiuno si no lo son, y 2o. tener un modo honesto de vivir”.

Antes de la reforma, el artículo 34 establecía que “Son ciudadanos de la República todos los que, teniendo la calidad de mexicanos, reúnan, además los siguientes requisitos…”. No se le negaba a la mujer su participación en los comicios, pero no se le reconocían sus derechos de manera expresa.

De esta manera, con la reforma al artículo 34 la mujer mexicana obtenía los mismos derechos que las mujeres de otros países en los que desde hacía muchos podían ejercer su derecho a votar y a ser votadas.

Sin embargo, ejercer este derecho en México no fue la concesión de un presidente o de un congreso, sino el resultado de más de medio siglo de luchas de las sufragistas mexicanas porque se les reconociera su derecho a votar.

En 1916, el gobernador de Yucatán Salvador Alvarado impulsó el primer Congreso Feminista, en el que se exigió que se otorgara el voto a las mujeres.

En julio de 1923, el gobernador de San Luis Potosí, Aurelio Manrique, expidió un decreto en el que se concedía a las mujeres potosinas la posibilidad de votar y ser elegidas para presidentas municipales. En 1925, Chiapas se reconoció el derecho a votar a las mujeres.

Con el fin de otorgar derechos civiles y políticos plenos a la mujer mexicana, el 19 de noviembre de 1937, el presidente Lázaro Cárdenas envió al Congreso de la Unión una iniciativa para reformar el artículo 34 constitucional que fue aprobada por los diputados y senadores y por más de la mitad de legislaturas estatales, pero no se publicó.

A pesar de las presiones de los grupos feministas, la reforma se perdió en la burocracia de la Cámara de Diputados y ahí se congeló. De esta manera, las mujeres seguían siendo menores de edad para votar.

Entre las mujeres que lucharon por ejercer su derecho a votar, la más conocida es Hermila Galindo, secretaria particular de Venustiano Carranza, quien el 16 de septiembre de 1916 publicó un texto en La mujer moderna, semanario feminista que ella había fundado en 1915, en el que se incluye lo siguiente: “Si la mujer es compañera del hombre, y su igual, no hay motivo plausible para que la abandonemos a la hora de decidir la suerte definitiva o temporal de la Patria. ¿Con qué derecho nos quejaremos de los resultados mañana, si hoy no hacemos nada de nuestra parte?”.

Al año siguiente presentó una propuesta de iniciativa para incorporar en la Constitución de 1917 el derecho de la mujer al voto. Como se esperaba, la propuesta fue rechazada por una amplia mayoría.

Tuvieron que pasar 38 años para que sus esfuerzos y de otras mujeres como ella tuvieron resultados. Aunque no pudo votar, porque murió en 1954, sí pudo atestiguar que el voto de la mujer ya era un derecho constitucional.

Se debe mencionar que desde el 3 de julio de 1955, la participación de la mujer en los comicios no ha dejado de crecer. En las elecciones de 2018, de acuerdo con el Estudio muestral sobre la participación ciudadana en las elecciones federales de 2018, del Instituto Nacional Electoral, la participación ciudadana fue de 63.1 por ciento.

De la lista nominal de las mujeres, el votó fue 66.2 por ciento en tanto que de la lista nominal de los hombres, el voto fue de 58.1 por ciento.

De las personas que no votaron (37.7 del electorado), 20.2 por ciento fueron hombres y 17.5 por ciento mujeres.

Con información de Gaceta UNAM

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