Cómo se convirtió Whatsapp en la app de comunicación más usada del mundo
A los 16 años, tuvo que emigrar desde Ucrania a Estados Unidos para vivir bajo el amparo de un programa de subsidios sociales y recibir su comida en comedores públicos. Luego, aprendió a programar de forma autodidacta mientras se sostenía económicamente fregando pisos en un supermercado. 22 años más tarde, se había convertido en multimillonario tras crear la aplicación de mensajería instantánea más usada del mundo y vendérsela a Facebook por $19 mil millones de dólares… ¿Cómo lo logró?
El protagonista de esta historia es Jan Koum, quien nació el 24 de febrero de 1976 en el seno de una familia judía de bajos recursos en Kiev, Ucrania, cuando el país aún era parte de la extinta Unión Soviética.
Debido a que la situación de su nación era bastante complicada y su familia pasaba por serios problemas de trabajo y dinero derivados del antisemitismo, a la edad de 16 años emigró junto con su abuela y su madre a Mountain View, California, en Estados Unidos, dejando atrás a su padre en Ucrania.
Al llegar allí, la familia tuvo que acogerse a un programa de protección social, gracias al cual consiguieron un modesto alojamiento que mantenían con los trabajos que ocasionalmente encontraban. Koum realizaba la limpieza como intendente de un supermercado y su madre se desempeñaba como niñera. La situación era tan precaria que, para poder alimentarse adecuadamente, la familia tenía que acudir a un comedor comunitario con unos populares tiquetes conocidos como food stamps.
Autodidacta apasionado por la tecnología
Guiado por la curiosidad, el chico comenzó a aprender tecnología e informática de forma autodidacta con unos manuales de segunda mano que adquiría por unos pocos dólares, mientras a la par continuaba su formación escolar y su trabajo.
Su pasión por la programación lo llevó a vincularse con una red hacker conocida como ”w00w00”, en la que realizaba travesuras virtuales, catalogadas por él mismo como “nada serias o peligrosas”, pero posibles en ese entonces debido a la falta de legislación en seguridad informática.
En este secreto círculo de jóvenes programadores conocería a quienes más adelante serían los fundadores de Napster: Sean Parker y Shawn Fanning, los cuales, según se dice, ayudarían al joven Koum a ingresar a la Universidad Estatal de San José.
Como estudiante, tuvo bastantes inconvenientes. No era considerado como alguien especialmente disciplinado, lo que lo llevó a abandonar su carrera de Ingeniería Informática y Programación para dedicarse a otros proyectos. Sin embargo, mientras estuvo en la universidad, realizó sus prácticas en “Ernst & Young”, testeando la seguridad informática de la compañía.
Más tarde, en 1997, su vida daría un importante giro al conseguir empleo como ingeniero de infraestructura en la empresa global de medios Yahoo!. En este lugar fue donde conoció a su gran amigo y socio Brian Acton, de Michigan. Allí trabajaron juntos durante nueve largos años en un oficio que, según el mismo Koum, no era nada placentero.
Brian, por su parte, tampoco estaba muy satisfecho con su situación. Él estaba recuperándose de una inversión que casi lo deja en la quiebra, pues luego de trabajar unos años en Apple, decidió, a mediados de los años 90, comprar acciones de varias empresas del fenómeno punto-com, sin contar con que la “burbuja” estallaría haciendo que el valor de dichas acciones se desplomara estrepitosamente en los mercados financieros.
En el 2006, ambos renunciaron definitivamente a Yahoo!, y, como querían despejar su mente y sus ideas, decidieron recorrer Latinoamérica mientras se les ocurría cuál sería el siguiente paso en sus carreras.
En búsqueda de una oportunidad de negocios
Tras este viaje, tanto Brian como Jan intentaron ingresar a una joven empresa llamada Facebook para ganar experiencia allí. Presentaron una solicitud, pero fueron rechazados y no consiguieron el empleo.
“Facebook me rechazó. Era una gran oportunidad para conectarme con personas fantásticas. Continúo hacia mi próxima aventura de vida.”Fueron las palabras que Brian publicó en Twitter al enterarse de que su solicitud había sido rechazada.
Luego de este pequeño traspié, y tras adquirir un iPhone, al joven ucraniano se le ocurrió la idea de crear una aplicación móvil, pues consideraba que el mundo de las apps tenía un futuro demasiado prometedor. Trató entonces de convencer a Brian, quien finalmente accedió a colaborar en el desarrollo del proyecto, aunque con ciertas dudas.
Jan pensó que sería muy útil contar con una aplicación que permitiera determinar la disponibilidad de los contactos de nuestro teléfono, es decir, saber fácilmente si un contacto con el que deseábamos conversar se encontraba en la oficina, en la casa, disponible u ocupado.
Entusiasmado con la idea, decidió llamar a la aplicación “WhatsApp” y fundó la compañía con ese mismo nombre en febrero del 2009.
La elección del nombre derivó del saludo americano típico entre los adolescentes: “whats up?”, que se traduce como “¿qué pasa?” o “¿qué onda?”, que es una manera fresca y amigable de realizar la salutación. El juego de palabras se da cuando se cambia el “up” por la palabra “app”, que significa aplicación en inglés, debido a su similitud fonética.
Durante varios meses, los dos emprendedores trabajaron incansablemente en desarrollar distintos prototipos de la aplicación. Una vez estuvo lista, la subieron a la tienda de aplicaciones de iOS, pero los resultados fueron bastante decepcionantes.
Pese a sus esfuerzos, la app presentaba bastantes errores y tenía muy pocas descargas, razón por la cual Brian se desalentaba con frecuencia. Janintercedía para hacerle notar que sólo necesitaban mantener su entusiasmo y seguir insistiendo para que el proyecto despegara.
Un día, a Jan se le ocurrió la idea de implementar un chat de mensajería instantánea que funcionara con acceso a internet y que no tuviera las limitaciones de los hasta entonces populares SMS. Programaron la nueva funcionalidad y lanzaron la versión de WhatsApp 2.0 en agosto del 2009.
Jan comenzó a recomendar la aplicación con otros inmigrantes conocidos para que se contactaran con sus familiares en el exterior. La estrategia fue un éxito, permitiéndoles atraer masivamente nuevos usuarios en unas pocas semanas.
Con estos resultados, Brian logró convencer a cinco de sus amigos de Yahoo!de invertir $50 mil dólares cada uno para reunir un capital total de $250 mil dólares, que permitirían financiar el mantenimiento y desarrollo de nuevas características para la aplicación.
Durante los siguientes meses, también aprovecharon este capital para lanzar la aplicación en diferentes dispositivos, como Android y BlackBerry, aumentando así su mercado potencial.
Para el año 2010, ya contaban con 20 millones de usuarios activos. Y para el año 2011, ya se aproximaban a la cifra de 100 millones de usuarios. Este crecimiento exponencial llamó la atención de Sequoia Capital, una compañía de capital de riesgo que decidió invertir la suma de $8 millones de dólares en Whatsapp.
Gracias a esta inversión, la compañía aceleró sus planes de expansión, consolidándose a nivel global como una de las apps de mensajería más utilizadas.
Una de las claves del éxito de Whatsapp era su sencillez. Sus fundadores enfocaron sus esfuerzos en mantener una funcionalidad simple, pero efectiva; sin ningún tipo de publicidad invasiva o características distractoras como juegos, para asegurar así una excelente experiencia a los usuarios. Además, era multiplataforma, la lista de contactos del teléfono pasaba a ser la lista de amigos de Whatsapp y no era necesario ingresar contraseñas para acceder al servicio. Todo funcionaba con un número de teléfono e Internet. Este enfoque le permitió posicionarse por encima de aplicaciones de comunicación como Skype y BlackBerry Messenger.
Facebook compra Whatsapp
Tras la importante inversión de Sequoia Capital y el éxito que estaba teniendo la aplicación en las tiendas de los distintos dispositivos móviles, fue que, en 2012, Mark Zuckerberg, quien era el reconocido multimillonario, creador y CEO de aquella empresa que los había rechazado en el pasado: Facebook,decidió entablar contacto con Brian y Jan.
Las intenciones de Zuckerberg fueron claras desde el principio: buscaba que la aplicación formara parte de su amplio portafolio de servicios, al que, en abril de ese mismo año, se había incorporado la popular red social Instagram. Por esta razón, transcurrieron dos largos años de reuniones, almuerzos y citas en las el CEO de Facebook intentó convencer a los fundadores de Whatsapp de la venta, los cuales durante todo este tiempo establecieron sus condiciones; entre ellas, la más importante de todas: que la aplicación siguiera teniendo sus rigurosas medidas de seguridad informática, pues Jan tenía como filosofía defender la libertad de expresión y la privacidad de las conversaciones dentro de la app, nociones que, consideraba, en su tierra patria no eran muy valoradas.
“Crecí en una sociedad en la que todo lo que se hacía era escuchar a escondidas; de grabaciones y pasar desapercibido. Cuando éramos niños, teníamos amigos que se metían en problemas por contar anécdotas sobre los líderes comunistas. Cuando mi mamá hablaba por teléfono normalmente decía ‘esa no es una conversación telefónica’, incluso las paredes tenían oídos.” Dijo Jan en varias entrevistas.
De esta manera, y tras el juramento de Zuckerberg de respetar las políticas de la empresa, se genera la histórica venta de WhatsApp Inc el 19 de febrero del2014, por la exorbitante suma de $19 mil millones de dólares, una cantidad de dinero que, en aquel entonces, era el equivalente al 10% de la riqueza de una nación como Ucrania, convirtiéndose así en una de las adquisiciones de una empresa de base tecnológica más altas de la historia.
Luego de firmar el trato, hubo algunos cambios sustanciales en la empresa de mensajería instantánea. Brian Acton y Jan Koum siguieron siendo parte de la empresa, siendo este último el director ejecutivo, con un lugar en la mesa directiva de Facebook.
Uno de los grandes cambios se dio cuando se replanteó la manera en la que WhatsApp generaría ingresos para el grupo empresarial, ya que hasta el momento el sistema de monetización de la empresa no había sido su fuerte. Inicialmente establecieron un modelo de cobro por el uso de la aplicación. El costo no era para nada elevado, el uso de la aplicación móvil tenía un valor de 1 dólar, dependiendo de los recursos del usuario, razón por la cual para algunos era completamente gratuita, para otros costaba $1 dólar anual y para otros el mismo dólar al mes. Sin embargo, eventualmente replantearon este modelo porque para todo el mundo no era lo suficientemente fácil o accesible pagar este dinero vía internet a través de tarjetas de crédito.
En enero del 2016, Koum anuncia que la aplicación no cobraría más la cuota anual de $1 dólar y esta pasaría a ser completamente gratis para todo el mundo.
¿De qué manera generaría ahora ingresos WhatsApp? Lo haría a través de una intermediación entre los particulares y las empresas a través de su reciente extensión WhatsApp Business, al ofrecer su plataforma como vía de comunicación ágil, para solicitudes y reclamos de los clientes de distintas corporaciones. Con este método no serían los usuarios los que se encargarían de pagar por el servicio, sino las empresas al solicitar el nuevo servicio a la plataforma.
Pero justo cuando la aplicación se encontraba en su mejor momento, se desató uno de los mayores escándalos de violación a la privacidad de la historia…
Los problemas de privacidad de Whatsapp y Facebook
WhatsApp y todos los demás servicios de Facebook han recibido graves denuncias por la venta de datos personales de los usuarios a otras entidades interesadas en el material para desarrollar métodos publicitarios y de persuasión. La acusación más grave de esta índole fue el escándalo suscitado por el grupo empresarial Cambridge Analytica, en el año 2016, cuando esta entidad se encargaba del desarrollo publicitario de la campaña del entonces candidato a la presidencia de los Estados Unidos, Donald Trump. Una investigación de varios medios de comunicación comprobó en 2018 que dicha empresa estaba manejando la información de alrededor de 50 millones de personas sin autorización, información que provenía de los dominios del grupo de Zuckerberg: Facebook, Instagram y WhatsApp. Esto llevó al joven empresario a presentar declaraciones públicas ante el Senado de los Estados Unidos, en las cuales manifestó que la violación a los términos establecidos fue realizada por el profesor en Psicología Aleksandr Kogan, quien tenía acceso a esa vasta información por unos test de personalidad en los que preguntaba a los usuarios si podía acceder al contenido de sus móviles, perfiles y a la información de sus amigos. Las personas, que poca importancia daban a estos controles de seguridad, aceptaban sin entender muy bien el asunto, y de esta manera el profesor obtuvo esos datos para sus estudios privados.
El delito se llevó a cabo en el momento que Kogan cede, sin ninguna autorización, los datos a Cambridge Analytica, empresa que se dedica al “microtargeting conductual” y al “apoyo a campañas políticas”, para usar dicha información en métodos de propaganda efectivos para influir en los ciudadanos, al conocer sus aficiones, intereses, deseos y búsquedas.
De esta manera, el emprendedor ucraniano Jan Koum, con todas estas situaciones en el panorama de la compañía, decide renunciar un mes después del escándalo de Cambridge analytica. Según el Washington Post y otros medios, su renuncia está vinculada a las acusaciones hechas contra su aplicación y a las decisiones de la junta de Facebook de debilitar el encriptamiento de los mensajes, para facilitar la sincronización entre todas las redes sociales y sus fines comerciales. Al diferir notablemente de la visión que tiene Zuckerberg de la “privacidad”, abandona la compañía sin dar mayores declaraciones al respecto.
“Me voy en un momento en el que las personas pueden usar WhatsApp en más formas de las que me podía imaginar. El equipo es más fuerte que nunca y seguirá haciendo cosas increíbles. Me tomaré un tiempo para hacer cosas que disfruto fuera de la tecnología, como coleccionar Porsches raros, trabajar en mis carros o jugar ‘ultimate frisbee’. Seguiré apoyando a WhatsApp, solo que desde afuera. Gracias a todos los que hicieron este viaje posible.” -Fueron las declaraciones de Jan al momento de su retiro.
Por otra parte, Brian Acton renunció a Facebook, en septiembre del 2017, para iniciar una fundación llamada ”Signal”, dedicada a ayudar a las personas a tener acceso a comunicaciones privadas y en la que invirtió $50 millones de dólares de su fortuna. Al momento de su retiro, Brian no mantuvo la misma simpatía que Jan al manifestarse públicamente sobre el proceder del grupo de Zuckerberg. Para él, la responsabilidad de la compañía era muchísimo mayor de lo que sus directivos pretendieron, razón que lo llevó no sólo a abandonar su privilegiado lugar en la empresa, sino a promover una campaña en contra de Facebook, conocida en Twitter cómo #DeleteFacebook, la cual invitaba a los millones de usuarios de la aplicación a borrar sus perfiles para que se dejara de traficar con sus datos.
Cómo cambió el mundo Whatsapp
Actualmente, WhatsApp cuenta con más de 2 mil millones de usuarios que envían cerca de 100 mil millones de mensajes diariamente, consolidándose así como la app de comunicación más usada del mundo. Su influencia en la sociedad moderna es muy trascendente, pues sepultó a los tradicionales SMS’s y revolucionó por completo la forma en que nos comunicamos. Además, ya no es solamente una aplicación de mensajería instantánea, ahora permite crear grupos y listas de difusión, ofrece la posibilidad de hacer llamadas, video-llamadas y reuniones virtuales, enviar archivos, fotos, videos, notas de voz, gifs, emoticones o stickers y hasta la ubicación actual del remitente. También, cuenta con una versión para negocios en la que se pueden crear catálogos virtuales y mensajes automatizados para interactuar con clientes.
Jan, por su parte, tiene 44 años y cuenta con una fortuna personal de más de $10 mil millones de dólares, posicionándose como una de las mil personas más ricas del mundo según la revista Forbes.
Así concluimos la historia de Jan Koum, un emprendedor visionario que, gracias a su esfuerzo y determinación, logró superar toda clase de adversidades para crear una de las aplicaciones móviles más revolucionarias y utilizadas del mundo. En sus propias palabras:
“Tengo muchos remordimientos y cosas que desearía poder volver atrás y cambiar; pero también he trabajado mucho y tratado de mejorar siempre. Cualquiera puede crear una empresa y venderla al día siguiente. Eso no te hace especial, no te hace único, no te hace tan genial.”
Negocios y Emprendimiento.