La paleta de Carrasco posee destellos y sombras que sustrajo de otro tiempo, atmósferas que respiran orondos azules, engranajes carcomidos por sobrios atardeceres y feroces aguaceros, dimensiones rojizas que deambulan por espacios térreos y se descubren violentadas en la sublime percepción humana del círculo y sus consecuencias.