¿Mezcla explosiva?: cuando el COVID-19 se topa con la gripe

¿Mezcla explosiva?: cuando el COVID-19 se topa con la gripe. Como si no bastara con el COVID-19, ahora en el hemisferio norte se avecina la ola de gripe que llega cada año con el otoño y el invierno. ¿Qué ocurrirá si ambos virus atacan simultáneamente?

Apenas los científicos tienen algún avance que anunciar en la investigación del coronavirus, y ya surgen nuevos problemas. En el hemisferio norte, el otoño y el invierno está a las puertas, y con ellos llega la temporada de los resfriados y las gripes, mientras persiste la pandemia del COVID-19.

La combinación de estas peligrosas enfermedades infecciosas es un terreno nuevo para la ciencia. Hay muchas especulaciones sobre lo que podría ocurrir. Y eso es lo que hace tan difícil prepararse adecuadamente para la época de frío.

La tos, los estornudos y las afonías abundan en el invierno, y también la gripe suele presentarse en estas estaciones del año. Contra ella podemos vacunarnos. “Cuando quienes se han vacunado contra la influenza presentan de todos modos síntomas gripales, hay una alta probabilidad de que lo que tengan no sea influenza”, dice Gerárd Krause, del Centro Helmholtz de Investigación de Infecciones de Braunschweig. “Eso, a su vez, facilita la evaluación en lo tocante a la cuarentena en casa y el diagnóstico”, agrega el virólogo.

Aún no se sabe si la vacuna contra la gripe puede atenuar el efecto del coronavirus.

Vacuna contra la gripe

Una vacuna antigripal podría reducir el abanico de posibilidades a la hora de determinar si los síntomas de una persona corresponden a una simple gripe o al COVID-19. Pero no está claro si tal vacuna también tendría algún efecto sobre el comportamiento del peligroso nuevo coronavirus. “Indirectamente resulta imaginable. Si ese también pudiera ser el caso en un sentido inmunológico más estricto, sería algo más bien especulativo, según mi conocimiento”, dice Krause.

Cada invierno, las consultas de los médicos están llenas de personas que tosen y estornudan. También el SARS-CoV-2 podría presentar fluctuaciones estacionales, de acuerdo con lo que se sabe hasta el momento. El invierno es propicio para los virus del resfriado, dado que el frío y el aire seco ofrecen condiciones ideales para su propagación.

A eso se añade el hecho de que se vuelve más difícil ventilar bien los espacios, medida recomendada para reducir el peligro de la propagación de virus a través de aerosoles.

De acuerdo con datos del Instituto Robert Koch, anualmente se infecta entre un cinco y un 20 por ciento de la población alemana con virus de gripe. También ellos son peligrosos y pueden causar la muerte. La vacuna contra la gripe debe ser adaptada cada año a los virus de la influenza, porque mutan. Pero, por lo menos existe una vacuna.

La vacuna contra el coronavirus, en cambio, difícilmente esté disponible hasta que se produzca la próxima ola de gripe. En eso coincide la mayoría de los expertos. Pero, incluso aunque se aprobara una vacuna, persisten muchas incógnitas.

La higiene básica para evitar contagios incluye taparse la boca al toser y estornudar, y en esta pandemia, también al hablar, con una mascarilla.

COVID-19 y gripe

Falta experiencia práctica para enfrentar el SARS-CoV-2 y la gripe al mismo tiempo. Se podría especular que una gripe podría facilitar la entrada del coronavirus en el organismo. “Un debilitamiento general del sistema inmunológico en el marco de una infección con influenza podría incrementar en un paciente la vulnerabilidad a una infección con el SARS-CoV-2”, explica Krause.

Pero es incierto cuán peligrosa podría ser una doble infección. Tampoco está claro qué se podría hacer contra eso. Según Krause, hay que prepararse para las tres enfermedades. En caso de resfrío, por lo general basta guardar cama y tomar una infusión caliente y un remedio para la tos. Contra la gripe podemos vacunarnos. Pero ¿qué hacer con el COVID-19?

Higiene, higiene, higiene

Para prevenir el contagio, ayudan las reglas de higiene. El profesor Hendrik Streeck, virólogo de Bonn, dejó en claro en una entrevista con DW que en la mayoría de los casos en que el COVID-19 tiene una evolución grave, la infección se produjo con una gran carga viral.

Las medidas de higiene con las que se intenta frenar la propagación del coronavirus también sirven para la gripe. Mientras menos entremos en contacto con virus, mayor será la posibilidad de que no suframos una infección o de que ésta tenga una evolución leve.

Entre dichas medidas se cuenta el lavado frecuente de manos y el uso de mascarillas. “Las diversas medidas contra el COVID-19 reducirán también la propagación de la influenza”, indica Krause, y comenta que “posiblemente se descubrirán más correlaciones inmunológicas”. Es de esperar que así sea, porque la época de la gripe está por comenzar.

Con información de Deutsche Welle

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