Holanda ha pasado del uso recreativo de las drogas a uno de los mayores exportadores

Holanda, uno de los principales productores de drogas sintéticas del mundo

Holanda exporta drogas sintéticas. Así lo afirma Pieter Tops, académico de la Universidad de Tilburg y profesor de la Escuela de Policía holandesa, quien solía estudiar democracia y administración pública de Holanda, pero ahora se dedica a investigar cómo el crimen organizado opera abiertamente en ese país y cómo ha ido ganando aceptación en ciertos sectores de la sociedad,  un fenómeno similar al de México.

Esto como consecuencia de la política pública sobre el consumo de drogas instaurada en Holanda a fines de los años setenta. “Creímos que dábamos un ejemplo al mundo… estuvimos muy satisfechos de ello por mucho tiempo, ahora ya no”, explica categórico Tops en su provocadora conferencia “Tráfico de Drogas. El ejemplo Holandés. ¿Funciona la legalización?”, organizada en Barcelona el 6 de noviembre pasado por la Policía de Cataluña, a la cual asistí.

Lo que advertí hace cinco años en una conferencia en Ámsterdam, se convirtió en una terrible realidad de la que se habla poco, pero de la que se puede aprender mucho: el narco puede permearlo todo, si se le deja espacio.

Los conocimientos y  experiencias compartidos por Tops, basados en información de las autoridades de Holanda,  hacen pensar que el crimen organizado no es un problema que sólo ocurre en países en etapa de desarrollo como México, o en naciones con fuertes crisis económica como España,  sino incluso en países con un sistema político y económico sólido, donde existe un marco de garantías sociales y de justicia.

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“Holanda es conocido como un país rico y próspero y, en general, podemos decir que la mayoría de la gente aquí es feliz”, dice Tops. “Solíamos estar muy orgullosos de nuestra política sobre las drogas. Pensábamos que dábamos el ejemplo a otros países, y que gracias a nuestra política de tolerancia (en el consumo de drogas) no tendríamos que enfrentar los problemas que tienen otros países”.

Holanda descriminalizó el uso de las drogas; el uso de las drogas no es penalizado en general. Y en su política de salud pública los adictos no son vistos como criminales sino como pacientes. Están semilegalizadas las llamadas ‘drogas blandas’ derivadas del cannabis.

El narcotráfico puede permearlo todo, si se le deja espacio. Holanda ha pasado de ser el tolerante paraíso del uso recreativo de las drogas a convertirse en uno de los mayores exportadores de estupefacientes sintéticos.

“Organizamos la venta legalizada en los famosos “coffee shops”, que de uno u otro modo se han convertido en centros de atracción turística. En Ámsterdam hay cerca de 160 donde se vende cannabis, lo que es mucho”, aseguró Tops.  Explicó que la legalización del consumo en Holanda tiene un vicio de origen, que ha tenido graves consecuencias a lo largo de los casi treinta años que lleva en vigor. “La realidad es que permitimos que la gente compre legalmente drogas blandas en los “coffee shops” pero, por otro lado, sus propietarios no pueden comprar esas drogas blandas”.  “Permitimos que los clientes compren pero no permitimos que los dueños lo hagan…es una situación muy extraña, pero de alguna forma logramos vivir así por más de 30 años. Ahora hay una gran discusión sobre esto en mí país, la gente piensa que el sistema ha fracasado”.

Esta contradicción legal significa que la cannabis que se vende en los “coffee shop” proviene de una producción y tráfico ilegal por décadas tolerado en Holanda, que ha permitido el desarrollo de grupos de delincuencia organizada que han encontrado ahí un paraíso no sólo para la producción ilegal de cannabis sino también para la producción de otras “drogas duras”.

“Esta situación se ha convertido en un problema y en una discusión fuerte, y estamos llevando a cabo experimentos. En 2020, en 10 ciudades en Holanda se permitirá a los “coffee shop” comprar cannabis con productores regulados, pero las grandes ciudades como Ámsterdam no van a participar en el experimento”. Tops señaló que Holanda, actualmente es productor y distribuidor de todo tipo de drogas: cannabis, drogas sintéticas, éxtasis y metanfetaminas, cocaína y heroína. “Tenemos un alto nivel de producción y distribución de drogas… Producimos en Holanda cannabis, marihuana y drogas sintéticas, lo cual es por decirlo así, la ‘especialidad de la casa’”.

De acuerdo a un estudio en el que Tods participó, en base a cifras de la Policía y aduanas, la producción de drogas sintéticas en Holanda genera 19 mil millones de euros al año, y mucha de la producción es exportada principalmente a Estados Unidos y a Australia.

De acuerdo a reportes de prensa de este año las autoridades de Holanda piensan que los carteles mexicanos dan asesoría a sus pares de Holanda sobre la producción y tráfico de metanfetaminas. Y podrían ser los distribuidores en el mercado americano. El narcotraficante mexicano José Rodrigo Aréchiga alias “El Chino Ántrax” fue detenido en 2013 en el Aeropuerto de Schiphol de Ámsterdam. Y aunque era líder de un grupo de sicarios del Cartel de Sinaloa, de acuerdo a documentos confidenciales en mi poder, su principal rol en el cartel era el de operador logístico.

“Una pastilla de éxtasis que es producida en Holanda por cerca de 20 centavos de euro, es vendida por un narcomenudista en las calles de Australia, en Sydney por ejemplo, en 18 euros”, explicó el experto. De acuerdo a las investigaciones recientes, “de los 19 mil millones de euros, al menos 900 millones de euros al año les queda de ganancia a los criminales holandeses cuando las drogas salen de Holanda. Luego son distribuidas en el mundo y el gran dinero está allá afuera. Para ser sinceros, no sabemos todavía cómo es el proceso, que pasa entre los 900 millones y los 19 mil millones de euros. No tenemos la pista”. Este tema es el que ocupa a las autoridades de ese país. Los mayores centros de producción de droga son Ámsterdam y Rotterdam. También en Bélgica se produce una importante cantidad de drogas sintéticas bajo la dirección de criminales holandeses, pero aún no se tienen calculadas las ganancias.  “Debo admitir que, como muchos otros paisanos, no había visto el lado criminal del mundo de las drogas en Holanda. Lo ignoraba. Pero hubo momentos en mi vida que hicieron que se convirtiera en un tema muy importante”.

Hace unos años, el académico de la Universidad de Tilburg, ciudad donde ha vivido por 30 años, fue contactado por el alcalde de la ciudad quien le pidió asesoría con un polémico reporte en su haber. “El reporte indicaba que las ganancias de la producción ilegal de cannabis ascendía a 700 millones de euros al año. Mi primera reacción fue: ‘esto no puede ser cierto’, debe haber un error de cálculo”.

Pero los números fueron verificados y confirmados. “Yo no era consciente de las dimensiones del crimen”. Dijo que comenzó entonces a investigar sobre el crimen organizado en esa ciudad y a través de la policía pudo conocer directamente a “uno de los grandes criminales en Holanda. Es parte de una familia que ha ganado cientos de millones de euros en producción ilegal de drogas. Comenzaron con anfetamina, a mitad de los ochenta, luego siguieron con éxtasis. Como en la serie de televisión Breaking Bad uno de los miembros de la familia era maestro de química y sabía como hacer éxtasis y enseñó a los miembros de su familia”. Después comenzaron también a producir en grandes cantidades cannabis de forma ilegal.

De acuerdo a la ley holandesa, el narcotraficante estaba preso, pero pasaba el mayor tiempo en su casa. En su colonia (barrio) creó un gimnasio, una escuela de boxeo para los chicos del lugar la cual era muy concurrida. Cuando Tods fue al lugar, comprobó que el capo era reconocido ante la sociedad de esa colonia, y que algunos habitantes lo veían como un “benefactor”, como suele suceder en México en algunas zonas.

“Alguien le debe enseñar a los niños de este barrio disciplina, y si yo no lo hago, ¿Quién?”, le habría dicho el narco holandés a Tops.

“En este tiempo he aprendido lo que es el crimen organizado y lo que significa en una sociedad como Holanda: uno, hay muchísimo dinero involucrado, se puede ganar muchísimo dinero produciendo, distribuyendo y vendiendo toda clase de drogas. Muchas personas normales, que no son criminales, se benefician de las ganancias de personas que ganan mucho dinero con la producción ilegal de drogas. Es socialmente vergonzante que la gente de ese barrio confíe más en los criminales que en las autoridades oficiales”.

Los consumidores de drogas como la cocaína, el éxtasis o el LSD no suelen tener datos sobre su composición química para prevenir efectos imprevistos

Tops expone tres razones por las cuales Holanda “ese pequeño, decente y próspero país”, se ha convertido en centro de operaciones de “barones de la droga”. La primera razón es que todas las cosas que hacen a Holanda interesante para la economía legal son las mismas que la hacen interesante para la economía ilegal: “es una economía muy abierta al comercio internacional, somos la puerta a Europa en el noroccidente. Tenemos una excelente infraestructura: puertos, aeropuertos, sistemas de comercio, el sistema de transporte de Holanda a otros países (de Europa) es muy fácil”.

“Es muy costoso hacer controles más estrictos del tráfico de mercancía, y esto retardaría el movimiento del comercio lo cual restaría competitividad a Holanda frente a otros países, así que hemos preferido ignorar los riesgos. No hemos atacado el problema por querer proteger nuestra competitividad comercial”.

La segunda razón, explicó, es la actitud tolerante del gobierno y la sociedad sobre las drogas y su uso. “Como consecuencia, no invertimos en una fuerza del orden fuerte para combatir la ilegalidad”. Afirmó que sólo desde hace cinco años el gobierno holandés ha comenzado a tomar medidas de cara al problema.

Actualmente, pocas personas mueren en Holanda a causa de una sobredosis. En 2016, 250 personas murieron por uso de drogas; “en un país de 17 millones de habitantes es casi nada”. Afirmó que aún no tienen corrupción a alto nivel ni los partidos políticos están influenciados por grupos criminales. “En los últimos cuatro años en la Policía y aduanas, y la oficina de impuestos solo fueron detectadas 80 personas por ser corruptas, no muchas, hasta donde sabemos son casos individuales y excepcionales”.

“Pienso que el verdadero problema son las cantidades enormes de dinero involucradas en este negocio ilegal y la atracción que tiene sobre gente común, no en criminales, sino gente que puede decir ‘si puedes tener la oportunidad de ganar tanto dinero en eso, y la probabilidad de que seas acusada es tan reducida, y las penas tan bajas, ¿entonces por qué no participar?”.

El mensaje de Tops a los expertos de la policía de Cataluña fue claro: la impunidad del narcotráfico en Holanda y la aceptación social impulsan esta alta producción de metanfetaminas que afecta directamente a Alemania. Pero de eso hablaré en mi siguiente colaboración.

Por Anabel Hernández. Deutsche Welle

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