No existe una edad perfecta para nada, cualquier cosa tiene su momento si así lo crees.

Con el emprendimiento pasa igual.

A veces parece que todo saldrá de la mejor manera posible, pero sucede algo inesperado.

Esa es una parte de la realidad con la que se debe aprender a vivir.

Cuando se es emprendedor, como en la vida, se corre el riesgo de triunfar o perder.

Pero eso no implica que se tome la decisión de no arriesgarse.

El riesgo también es un ingrediente del juego, de la forma en la que lo tomes, obtendrás mejores resultados.

No dejes que la edad te limite

Todo esto que te escribo, me lleva a pensar en algo:

Muchos emprendedores se quedan en el camino porque creen es muy tarde (o muy temprano) para salir al ruedo.

Eso es un engaño.

La edad no puede ser un límite, yo alcancé mi libertad de vivir tarde (para algunos), para mí fue el momento ideal.

Tus pensamientos sí son limitantes.

Si crees que es muy tarde para lanzarte en paracaídas, es mejor que no lo hagas.

La primera persona que debe creer que sí se puede eres tú.

Poco importan los libros que leas o las conferencias a las que asistas, si no tienes en tu mente y alma la disposición de hacer las cosas; el problema no es la edad.

Tienes que sentarte a solucionar tus asuntos contigo, para luego ir por los demás.

No hacerlo significa que estás aislado de las posibilidades.

No se puede emprender creyendo que algo saldrá mal o que es el momento equivocado.

Así como no puedes montar bicicleta si no estás seguro de que mantendrás el equilibrio.

La edad no importa, importa lo que decidas hacer con ella.

Jurgen Klaric